En un movimiento significativo dentro de la industria aeroespacial, Boeing (NYSE:BA) ha completado la adquisición de Spirit AeroSystems por 4.700 millones de dólares. Esta transacción supone un paso decisivo para Boeing en su intento de resolver los problemas operativos que han afectado al proveedor durante años.
La operación, que inicialmente se denominó "Sphere" y "Sparrow", se venía estudiando al menos desde septiembre, con Boeing aportando apoyo financiero y acuerdos comerciales para mejorar el rendimiento de Spirit. La urgencia de una solución aumentó tras un incidente ocurrido el 5 de enero en un avión de Alaska Airlines que perdió un panel en pleno vuelo debido a la falta de tornillos, lo que paralizó la producción del modelo afectado.
Estos acontecimientos dieron lugar rápidamente a conversaciones formales y, el 1 de marzo, Boeing confirmó públicamente las conversaciones en curso, sorprendiendo tanto al mercado como al otro gran cliente de Spirit, Airbus.
Spirit AeroSystems, que había sido vendida a Onex en 2005 y posteriormente diversificado su clientela, se enfrentaba a dificultades financieras con sus esfuerzos de expansión. Los analistas señalaron los elevados costes y las pérdidas sufridas por las nuevas operaciones, como la planta de piezas de fuselaje compuesto del Airbus A350 en Carolina del Norte. Airbus también se había comprometido con Spirit a mejorar la eficiencia de estas empresas deficitarias que suministran componentes para sus aviones A220 y A350.
Tras el anuncio de la oferta de Boeing, Airbus delineó términos no negociables para retener el control de dos instalaciones cruciales: la fábrica de segmentos compuestos del fuselaje del A350 en Kinston, Carolina del Norte, y la de alas del A220 en Belfast, Irlanda del Norte. Guillaume Faury, CEO de Airbus, reconoció en una entrevista en abril la posibilidad de integrar estas plantas manteniendo el veto sobre cualquier transferencia de trabajo sensible a la competencia.
Las negociaciones desembocaron en un acuerdo por el que Spirit aceptó pagar a Airbus 559 millones de dólares y buscar compradores para algunos activos, incluidas las instalaciones de Belfast, Prestwick (Escocia) y Subang (Malasia). Morgan Stanley ha sido designado para gestionar estas ventas de activos con el fin de garantizar que los ingresos cubran el pago a Airbus, aunque se prevé que encontrar compradores será todo un reto.
Airbus admitió la posibilidad de adquirir las plantas si no surgen compradores. Por su parte, Boeing, que había preferido una transacción en efectivo, se decidió por una operación totalmente en acciones valorada en 37,25 dólares por acción, lo que supone un cambio respecto a su oferta original de 35,50 dólares por acción. Este cambio obligó a Spirit a actuar con la diligencia debida para conocer a fondo la situación financiera de Boeing.
El domingo, el consejo de Spirit y Morgan Stanley aprobaron el acuerdo, allanando el camino para que los accionistas -excluyendo a Onex, que abandonó su posición en 2014- reciban aproximadamente 4.000 millones de dólares en acciones de Boeing. Este acuerdo supondrá la venta de las principales fábricas de Spirit y de algunos activos adicionales a Boeing. La consolidación se produce en un momento en el que la demanda de aviones está aumentando, lo que posiciona a ambas empresas para satisfacer mejor las necesidades de la industria.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.