Geoffrey Smith
Investing.com -- Cuando la mayoría de la gente piensa en energía renovable y sostenible, lo primero que le viene a la cabeza son aerogeneradores o campos de paneles solares y desde luego no reactores nucleares ni el famoso personal mimado de Electricite de France.
Podría ser el momento de actualizar esta visión de EdF.
El mayor proveedor de electricidad de Europa ha ofreció siempre una actuación por debajo del rendimiento del mercado. Ha perdido dos tercios de su valor en los últimos 10 años, agobiado por los costes de mantenimiento de viejos reactores y el desarrollo de otros nuevos. Pero ahora ha subido un 25% en menos de un mes desde que el Gobierno francés propusiera una fórmula de precios del mercado mayorista que sustenta la inestable economía de la central nuclear, permitiendo a la gerencia y a los inversores prestar más atención a su creciente negocio de energías renovables.
La energía renovable no es lo único necesario para asegurarse de que Francia cumple con sus objetivos de CO2 en el marco del Acuerdo de París (y las compañías energéticas controladas por el Estado francés tienen la responsabilidad única de no socavar la más reciente muestra de diplomacia francesa). También es necesario asegurarse de que EDF (PA:EDF) obtiene la máxima calificación posible según los cada vez más influentes Environmental y Social Governance (ESG). Los activos bajo gestión de los fondos indexados por ESG están creciendo a una tasa de más del 20%, muy por delante del sector en general, según diversos estudios.
EDF (PA:EDF) cuenta ya con un montón de calificaciones elevadas de ESG, habiendo comenzado desde una posición fuerte como el mayor productor de energía hidroeléctrica de toda Europa con más de 26.000 megavatios de capacidad instalada. Pero está aumentando eso rápidamente. El año pasado, duplicó el alcance de los proyectos renovables en proceso a 5.000 megavatios (incluso aunque la producción renovable real disminuyó ligeramente debido a algunas remodelaciones de cartera).
Ha asegurado unas 2.000 hectáreas de tierra para desarrollo solar, y su adquisición en noviembre de la británica Pivot Power, una empresa fabricante de baterías diseñadas para conectarse a la red de alto voltaje, reforzó su posición en el importante entorno de crecimiento del almacenamiento. Pivot Power planea instalar 2.000 MW de baterías en el Reino Unido, a partir de este año, lo que encaminaría a EDF (PA:EDF) hacia su objetivo de alcanzar 10.000 MW de capacidad de almacenamiento adicional en 2035.
Al igual que la mayoría de los servicios públicos europeos, la compañía se está posicionando también hacia un crecimiento real por primera vez en lo que nos alcanza la memoria, ya que el transporte cambia del combustible a base de petróleo a la electricidad. La compañía dijo el jueves que comprará Pod Point, un fabricante británico de infraestructura de recarga para vehículos eléctricos, a través un proyecto conjunto con la aseguradora Legal & General en un acuerdo que valora la start up en más de 100 millones de libras.
Todavía falta mucho para que EDF (PA:EDF) quede completamente libre de la carga de sus obligaciones nucleares. Pero —al igual que ocurre con la alemana RWE (DE:RWEG) y la italiana Enel (MI:ENEI)— tiene una posición privilegiada en un gran mercado interno que puede aprovechar para construir una cartera formidable de activos verdes —una cartera cuyo valor latente podría desbloquearse algún día a través de un producto derivado.
EDF (PA:EDF) se une tarde al repunte de un sector impulsado por las preocupaciones en torno al cambio climático. Sus emisiones nucleares significan que incluso tras un aumento del 25%, las acciones de EDF se valoran a apenas la mitad de las ventas de un año y 8,5 veces las ganancias de 2019. Incluso con la salvedad de que su singular importancia estratégica siempre dejará a los accionistas independientes a merced del Gobierno francés, no hace falta mucha imaginación para saber que esa valoración podría cambiar rápidamente.