La inestabilidad macroeconómica y los desmanejos políticos, han destruido valor en todos y cada uno de los activos de la economía argentina, sin excepciones. Es así que, desde comienzos de año, vimos una devaluación de la moneda de un 106% respecto al Dólar Estadounidense, mientras que el índice Merval se derrumbó casi un 60%, medido en moneda dura. Mientras tanto los CDS (instrumento de cobertura del riesgo de default crediticio) llegaron a ubicarse en los 811 puntos básicos.
Sin embargo, más recientemente, observamos una recuperación parcial en las acciones de un 16%, así como también una leve mejoría en el riesgo país de 126 puntos básicos, a partir de los rumores sobre un aparente acuerdo con el FMI, que brindaría solidez al tesoro para afrontar las obligaciones financieras venideras en el próximo año. Lo que todos se preguntan: ¿Estamos frente a una oportunidad de compra y cambio de tendencia o se trata tan sólo de una simple corrección dentro de la tendencia bajista iniciada por Abril de este año?
Lo cierto es que no se sabe. Si bien encontramos activos subvaluados, el escenario de incertidumbre multidireccional que rige actualmente en los mercados llego para quedarse, al menos por un tiempo, dificultando todo proceso de análisis y pronóstico de mediano plazo (‘value investing’).
Pero si nos concentráramos en el corto plazo, como única alternativa viable para un inversionista local, podríamos considerar dos escenarios posibles:
Un escenario base, de acuerdo político y apoyo financiero externo, sumado a un renovado stock de confianza, que otorgue cierta estabilidad al tipo de cambio en torno a los niveles actuales, una reducción gradual de las tasas de interés, y una inflación en torno al 42-45% para fines de año. En este marco, valdría la pena preguntarse en qué momento del ciclo se encuentra cada activo en particular, cuál se ha visto más perjudicado y cual podría tener mayor potencial de recuperación en un eventual escenario de ‘normalidad’.
Si, arbitrariamente, consideramos un puñado de acciones del sector energético y bancario -medidas en dolares- podemos observar que Banco Supervielle ha sido la más golpeada, mientras que Transportadora de Gas del Sur ha sido la que menos cayó en términos relativos. Por su parte, Banco Galicia, Banco Macro (BA:BMA) y Transportadora de Gas del Norte han caído en igual magnitud.
Si bien cada activo reacciona conforme a los fundamentos propios de su industria y de acuerdo a como cada uno de estos repercuten en sus balances, podemos ver que en mayor medida las variaciones registradas en los retornos durante el período de tiempo bajo análisis se han producido por cuestiones coyunturales.
En ese sentido, y aplicando la lógica inversa, podríamos suponer que en un entorno más favorable y de renovado optimismo, al menos de corto plazo, las acciones más golpeadas podrían ser las que mayores rendimientos ofrezcan (sin perder de vista los aspectos propios de cada compañía).
Por el contrario, si reinara un escenario negativo, de desacuerdo político sobre las metas presupuestarias para el 2019 que imposibilitara el cumplimiento de las metas fiscales prometidas al FMI para recibir apoyo financiero y saciar así las necesidades económicas del año próximo, sumado a la incógnita en el signo político, la falta de confianza se profundizaría aún más, y la pérdida de valor en los activos podría agravarse.
En definitiva, la prudencia y atención a las distintas variables mencionadas anteriormente, deberían primar a la hora de operar en momentos de incertidumbre y turbulencia, en donde el riesgo se multiplica.