Este artículo fue escrito en exclusiva para Investing.com
Las tasas están cayendo en Estados Unidos, y los inversores parecen preguntarse por qué. No hay que investigar mucho para averiguarlo: el rendimiento de los bonos está disminuyendo en todo el mundo. Ya sea por la preocupación en torno al aumento de la variante Delta del COVID-19 o por una desaceleración general del crecimiento económico, las tasas se han desplomado en toda Europa, cotizando los bonos alemanes a 10 años por debajo de los 40 puntos básicos negativos.
Las tasas más bajas en todo el mundo han hecho que el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años se desplome de nuevo al 1.25%. A pesar de la caída, las tasas de Estados Unidos son muy atractivas para los inversores de todo el mundo. Esto se debe a que el margen o la diferencia entre un bono estadounidense a 10 años y uno alemán o francés a 10 años, está en máximos históricos. Esto ha dado lugar a que los inversores extranjeros compren deuda estadounidense y, por lo tanto, ha ayudado a fortalecer el dólar estadounidense.
Podría avecinarse otra disminución del rendimiento
Debido a esto, el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense podría no hacer más que seguir descendiendo en el corto plazo, especialmente si los bancos centrales como el BCE o el Banco de Japón insisten en políticas monetarias muy prudentes.
Al mismo tiempo, la Reserva Federal de Estados Unidos comienza a considerar la trayectoria hacia una reducción gradual de la expansión cuantitativa. Las tasas estadounidenses seguirán siendo extremadamente atractivas, evitando que el extremo largo de la curva de rendimiento de Estados Unidos se eleve y tal vez incluso presione a la baja.
Pero con la amenaza de una expansión cuantitativa por parte de la Fed, el rendimiento de los bonos en el extremo más corto de la curva podría comenzar a elevarse, y eso podría resultar en que el diferencial entre los bonos estadounidenses de vencimiento corto y largo comience a contraerse, enviando un mensaje de aversión al riesgo al comercio de reflación.
Los sectores de reflación podrían resentirse
El sector de capital que tiene más probabilidades de pasarlo mal sería el financiero, ya que es el más sensiblemente ligado a las variaciones en las tasas de interés y la curva de rendimiento.
Las tasas más bajas y una curva de rendimiento más plana, afectarán negativamente a este grupo, haciendo caer aún más los precios.
Desde principios de junio, el fondo Financial Select Sector SPDR® (NYSE:XLF) ha descendido más de 7%, y eso podría no ser más que el comienzo de las caídas, si el rendimiento de los bonos disminuye aún más.
Un dólar más fuerte
Además, mientras los inversores internacionales optan por comprar deuda estadounidense, esos inversores venderán moneda local y comprarán dólares estadounidenses, fortaleciendo su valor a medida que aumente la demanda.
Un dólar más fuerte lastrará sectores como los de materiales y energía, además de detener la inflación en seco al perder valor el precio de las materias primas.
Por último, un fortalecimiento del dólar, como resultado, comenzará a lastrar los ingresos y beneficios de las empresas multinacionales a medida que las exportaciones estadounidenses vayan siendo cada vez menos competitivas en el extranjero.
Ya sea debido al temor de desaceleración del crecimiento de Estados Unidos y a escala mundial, que hace bajar las tasas, o a los temores en torno a la variante Delta, las tasas están bajando y es probable que aún no hayan tocado fondo.
Las fuerzas en juego, como la política monetaria ultrarrelajada a escala global y el rendimiento negativo de los bonos de todo el mundo, hacen las tasas de Estados Unidos demasiado atractivas a ojos de los inversores como para dejarlos pasar, y si eso persiste, a las tasas les costará subir, ya que el dólar sigue siendo fuerte.
Es una sentencia de muerte para el comercio de la reflación y todos los sectores relacionados.