El Banco de Japón se abstuvo de expandir su estímulo monetario el jueves, desafiando las expectativas del mercado de una acción en momentos en que una floja demanda global, un repunte no deseado del yen y la debilidad del consumo amenazan con descarrilar la frágil recuperación económica.
El yen saltó a máximos en casi seis años contra el dólar y el euro cuando la decisión tomó por sorpresa a los inversionistas, mientras que el índice Nikkei de acciones japonesas se hundió un 3,6 por ciento.
El gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, dejó la puerta abierta a la posibilidad de aplicar más estímulo, al enfatizar que no había límites a lo que la política monetaria puede hacer para enfrentar los riesgos que amenacen el panorama.
“Absolutamente no hay cambios en nuestra posición de alcanzar una inflación del 2 por ciento en el menor tiempo posible y de hacer lo que sea necesario para alcanzar esa meta”, dijo Kuroda en una conferencia de prensa. “Si es necesario podemos profundizar mucho más las tasas negativas”.
Kuroda defendió la decisión de mantener sin cambios la política monetaria, al indicar que una mejora constante de la economía permite al Banco de Japón gastar más tiempo estudiando los efectos de sus previas medidas de alivio económico.
En una revisión trimestral de sus proyecciones, el Banco de Japón recortó sus pronósticos de inflación y aplazó en seis meses el momento en que espera alcanzar su objetivo de inflación del 2 por ciento.
Pero el banco central japonés mantuvo su optimismo de que la tercera economía más grande del mundo se expandirá moderadamente como una tendencia.
En una revisión de su política monetaria, el banco decidió mantener su promesa de aumentar la base monetaria a un ritmo anual de 80 billones de yenes (732.000 millones de dólares) por votación de 8-1. Igualmente, dejó sin cambios una tasa de interés negativa del 0,1 por ciento que aplica a algunas de las reservas que las entidades financieras guardan en el banco central por votación de 72.
En una medida separada, el Banco de Japón creó un programa de préstamos de 300.000 millones de yenes para ofrecer fondos a cero interés a los bancos ubicados en las áreas devastadas este mes por un terremoto en el sureste de Japón.