El Banco de Japón anunció el miércoles un abrupto cambio en su política monetaria que lo llevará a enfocarse en las tasas de interés de los bonos soberanos para alcanzar su esquiva meta de inflación, luego de años de una masiva impresión de dinero que no ha logrado sacar a la economía de décadas de estancamiento.
Si bien el BoJ (por sus siglas en inglés) aseguró a los mercados que continuará comprando grandes cantidades de bonos y activos más riesgosos, la renovación de la estrategia monetaria pareció abrir la puerta a un eventual retiro de los estímulos, al tiempo que busca reparar los daños causados por la decisión inesperada de este año de aplicar tasas de interés negativas.
Los estímulos económicos cada vez más potentes del Banco de Japón están bajo un intenso escrutinio de otros grandes bancos centrales que también tienen dificultades para reactivar el crecimiento, como el Banco Central Europeo (BCE).
Muchos inversores temen que los bancos centrales casi hayan agotado la capacidad de política monetaria para impulsar sus economías, lo que lleva de vuelta la presión a los gobiernos para que eleven el gasto fiscal.
Al establecer objetivos de tasas para los depósitos en exceso de las instituciones financieras y los bonos soberanos a 10 años, el BoJ se apresta a ejercer un fuerte control sobre los tipos del mercado de deuda en un intento por infundir vitalidad a la tercera economía más grande del mundo.
Las acciones japonesas subieron casi un 2 por ciento tras el anuncio, que podría reducir las presiones que enfrentan los bancos y aseguradoras para anotar ganancias a partir de tasas de interés ultra bajas, aunque analistas dudaban que la medida tenga un efecto permanente en la economía. El yen se apreciaba a máximos de 4 semanas de 100,95 unidades por dólar.
En un intento por dar seguridad a los mercados, el BoJ mantuvo su tasa de interés de referencia en -0,1 por ciento y dijo que seguiría comprando bonos soberanos a su actual ritmo, por el momento.
Sin embargo, dejó de lado su objetivo explícito de incrementar la base de dinero, el monto de efectivo que imprime, en 80.000 billones de yenes al año (788.000 millones de dólares), una decisión que según analistas constituye un reconocimiento tácito de que su agresivo programa de compras de activos se está volviendo insostenible.
De acuerdo al nuevo enfoque, el BoJ comprará los bonos gubernamentales de largo plazo que necesite para mantener los rendimientos de su deuda a 10 años en los actuales niveles, que rondan el 0 por ciento.
De tener éxito, los economistas creen que el banco central dejaría la puerta abierta para empezar a reducir sus compras de deuda, aunque aún dejaría en pie la opción de adquirir más deuda o profundizar en el territorio negativo las tasas de interés si las condiciones económicas se siguen deteriorando.
El Banco de Japón sostuvo que al apuntar directamente a las tasas de deuda de largo y corto plazo, puede reducir de manera más eficiente los costos de endeudamiento e impulsar al mismo tiempo los rendimientos de sus títulos de súper largo plazo, lo que ayudaría a algunas firmas, como aseguradoras, a ofrecer a los pensionados mejores retornos por sus inversiones.