Acabamos de conocer que el PIB de Brasil ha retrocedido en el Q3 un 1.7 % trimestral, con un descalabro mayor al 1.5 % previsto. En cifra anual un descenso del 4.5 %.
Es el tercer descenso trimestral consecutivo. Y de una entidad difícil de comparar a nivel internacional.
Contracción del 4 % trimestral en la inversión y del 1.5 % en el consumo privado.
El sector exterior tuvo una aportación positiva, aunque tanto las importaciones como las exportaciones han descendido.
Es interesante el último dato anterior: ¿hasta qué punto el desplome del BRL no se está reflejando en una mejora de la competitividad? Un debate que va desde la debilidad del comercio mundial hasta el creciente peso de las importaciones en la producción. Pero, al final, un debate que va más allá de Brasil: la cuestión de fondo es la sensibilidad de la competitividad a la moneda.
Caída del 2.4 % en el sector primario, del 1.3 % en la industria y del 1 % en servicios.
Nosotros ahora esperamos que la economía brasileña pierda un 3.6 % este año y siga a la baja hasta un 2.4 % en 2016.
Con descensos en el crecimiento trimestral durante la primera mitad de 2016.
¿Ejemplo de qué? De los problemas económicos de muchas economías en desarrollo, de las dificultades sociales y políticas para enfrentarlos y de las dudas sobre el potencial impacto positivo en estas economías desde la recuperación exterior.
Hasta octubre el déficit primario ha alcanzado el 0.71 % del PIB (-0.45 % en septiembre). Y podría ser del 1.5 % del PIB en el conjunto del año.
La deuda bruta podría superar el 66 % del PIB ya este año.