A lo largo del mes pasado, los mercados financieros operaron con cautela a la espera de señales sobre el inicio de la reducción del programa de compra de activos de la Reserva Federal, pues la tercera ola de infecciones en EE.UU. podría generar una desaceleración de la recuperación económica y retrasar la decisión. Al respecto, varios funcionarios del FOMC han estimado que el tapering podría iniciar tan pronto como octubre de este año. Las expectativas de un cronograma más adelantado para la normalización de la política monetaria en EE.UU., ocasionaron un rally para el dólar de forma generalizada, que afectó en gran medida las apuestas sobre las divisas emergentes, incluyendo al peso. Por lo que, en el mercado de futuros, los especuladores mantuvieron casi 22 mil contratos cortos netos sobre nuestra divisa. Pues había expectativas de que las tasas de interés en EE.UU. aumentaran antes de lo proyectado.
Sin embargo, algunos indicadores económicos, como los PMIs de Markit, dieron señales a los inversionistas de que el mercado laboral en EE.UU. había desacelerado su recuperación durante agosto. En consecuencia, los especuladores redujeron sus posiciones netas cortas sobre el peso a 21,043 contratos (al 31/ago), lo que implica una disminución de 10% s/s, pues la FED advirtió que el crecimiento del mercado laboral hacia el máximo empleo será clave para sus decisiones de política. Por lo tanto, los inversionistas redujeron su apoyo a la divisa estadounidense ante la expectativa de una desaceleración laboral en EE.UU. en agosto. Lo que le ha permitido a los futuros del peso apreciarse por 7 días consecutivos y perforar el nivel de $0.05 la semana pasada.