Este 30 de mayo la ministra de Hacienda de Costa Rica, Rocío Aguilar, presentó frente al Congreso un conjunto de medidas para limitar el gasto del Gobierno Central. Esas se agruparon en cuatro puntos: i) medidas relativas a remuneraciones, ii) relativas al presupuesto 2018, iii) otras medidas y iv) relativas al presupuesto 2019, que se caracterizan por amortizaciones a la deuda. Es importante mencionar que esas medidas abarcan únicamente al Gobierno Central, debido a su carácter administrativo.
Bajo ese escenario, en Aldesa estimamos un impacto en el primer año (de junio 2018 a 2019) de 0,16% del PIB. El mayor efecto proviene de las medidas relativas a remuneraciones (0,13% del PIB), particularmente por el incremento fijo semestral sobre el salario base de los funcionarios del Gobierno Central y por el crecimiento nulo del incentivo de anualidad.
Por su parte, en términos monetarios, las amortizaciones de deuda es el componente más grande, pero es importante mencionar es que ese tipo de desembolso no se contabiliza en el gasto del gobierno. Es por eso, que su efecto se materializa a través de un impacto en el gasto de interés de la deuda, y de acuerdo con nuestras estimaciones representa 0,01% del PIB.
Dicho lo anterior, en un periodo de cuatro años prevemos un impacto acumulado de 0,64% del PIB. Es importante mencionar que esas estimaciones pueden estar sujetas a revisión.
Además, la ministra insistió sobre la necesidad de aprobar la actual reforma fiscal, debido a que, en suma con las medidas administrativas y una reforma de empleo público, prevén un impacto de 3,0% del PIB. No obstante, en Aldesa hemos proyectado que el ajuste fiscal requerido debe ser de 3,8% del PIB, de lo contrario la razón deuda-PIB seguirá creciendo.
Implicaciones del discurso direccionan el rumbo de la reforma
A partir del discurso y las medidas tomadas por Hacienda, la reforma fiscal tomará un rumbo dentro del Congreso. En distintos análisis, planteamos que uno de los retos más importantes del gobierno es su manejo frente al Congreso para conseguir los acuerdos políticos necesarios que permitan aprobar la reforma fiscal.
En ese sentido, el tono que tomen las agrupaciones opositoras en los próximos días será clave para determinar qué tan rápido o lento se llevará a cabo la aprobación. Además, si bien el impacto en términos del PIB es pequeño, el mensaje que da la ministra es positivo. Esas primeras medidas muestran un primer movimiento correcto en la ruta de la consolidación fiscal.