Aunque Jamie Dimon cree que la economía estadounidense será resiliente y crecerá en 2024, llama la atención sobre lo cautelosos que deberían comportarse los accionistas, quienes –en general– no lo están siendo, así que hace una serie de advertencias sobre riesgos graves que “podrían eclipsar cualquier cosa desde la Segunda Guerra Mundial”. Y no bromea.
En la extensa carta anual (de 117 páginas o más de treinta mil palabras) que dirigió a los accionistas, Dimon, director general de uno de los megabancos más poderosos del planeta, JP Morgan Chase (NYSE:JPM), hace una revisión de los temas más urgentes para Estados Unidos, entre ellos el brutal déficit público, la ascendente y exponencial deuda y la crisis migratoria.
Al influyente banquero le preocupan los grandes y continuos incrementos del gasto público que llevan a un déficit cada vez más difícil de financiar. De ahí su falta de optimismo en cuanto a que la economía estadounidense logre un aterrizaje suave, es decir, que tenga crecimiento con inflación y tasas de interés decrecientes.
También asegura que “muchos estadounidenses afectados no están enojados con los inmigrantes trabajadores y respetuosos de la ley”, sino que "más bien están enojados porque EU no ha implementado políticas de inmigración y de control fronterizo adecuadas”.
Sin embargo, Dimon pone sobre esos y otros temas la polarización política en Estados Unidos ahora que está en un año electoral y los problemas geopolíticos.
"Cuando suceden acontecimientos terribles tendemos a sobreestimar el efecto que tendrán en la economía global. Sin embargo, los acontecimientos recientes pueden muy bien estar creando riesgos que podrían eclipsar cualquier cosa desde la Segunda Guerra Mundial; no debemos tomarlos a la ligera” (énfasis nuestro).
Liderazgo en tela de juicio
El mandamás de JP Morgan Chase se refiere a los grandes desafíos que enfrenta el orbe, desde la terrible guerra y la violencia en curso en Medio Oriente y Ucrania hasta la escalada del terrorismo y las crecientes tensiones geopolíticas, “sobre todo con China”.
Así lo expresa Dimon: “Casi todas las naciones sintieron el año pasado los efectos de la incertidumbre económica global, incluidos precios más altos de la energía y los alimentos, tasas de inflación y mercados volátiles. Si bien todos estos acontecimientos y la inestabilidad asociada tienen serias ramificaciones para nuestra empresa, colegas, clientes y países donde hacemos negocios, sus consecuencias en el mundo en general (…) son mucho más importantes”.
Es justo por ello que en México, no debemos pasar por alto estas advertencias de alto perfil.
Se trata de sucesos, agrega Dimon, que siguen teniendo el potencial de alterar los mercados de energía y alimentos, la migración y las relaciones militares y económicas, además de su atroz costo humano, mientras los inversores parecen demasiado complacientes con estos riesgos geopolíticos cuando se trata de mercados.
Así, señala, “el papel de liderazgo global de Estados Unidos se ve desafiado en el exterior por otras naciones y en el interior por nuestro electorado polarizado. Necesitamos encontrar formas de dejar de lado nuestras diferencias y trabajar en asociación con otras naciones occidentales en nombre de la democracia”.
La idea es que el país de las barras y las estrellas mantenga su liderazgo en occidente, pues de lo contrario terminará por ceder a China el papel de superpotencia, y –para Dimon– eso incluye continuar respaldando a Ucrania en su guerra contra Rusia.
Su propuesta es que la Unión Americana asuma una posición de liderazgo en el mundo a través del comercio, el poder militar y una economía resiliente respaldada por un fuerte gasto en infraestructura.
Ahora bien. En coincidencia con JP Morgan Chase -y como insinuamos desde el título del artículo-, en este espacio consideramos que es momento de actuar con mucha precaución al invertir, en lugar de hacerlo de manera demasiado arriesgada.
Los inversores continúan ansiosos de ver baja de tasas de interés por parte de la Reserva Federal estadounidense, pero las probabilidades de que ocurra más de un recorte se encuentran en mínimos. Si las expectativas no se cumplen sobre todo por una alta y persistente inflación, los instrumentos de riesgo como acciones, divisas frágiles como el pesos y hasta las criptomonedas, se podrían ver muy afectadas en beneficio de activos refugio como el propio dólar estadounidense y por supuesto el oro, que sigue escalando a alturas jamás vistas en sus precios.