Por tercera reunión consecutiva, Banco de México mantuvo sin cambios su tasa de fondeo en 11.25%. Por delante, para lo que resta del 2023 quedan tres encuentros más de política monetaria: septiembre, noviembre y diciembre.
A raíz de esta última decisión, continúan dos preguntas pendientes de responder: ¿la autoridad mexicana ya concluyó su ciclo de endurecimiento monetario? ¿está cerca el recorte de la tasa de interés de fondeo?
Con relación a la primera, parece que sí. La tasa de inflación en términos anuales sigue bajando, y es muy probable que cierre el año alrededor de los niveles actuales, cerca de 4.70%. Se aleja así de los máximos observados el año pasado. En el escenario base no se contemplan rebotes significativos que rompan este espiral des-inflacionario de los últimos meses.
Existen riesgos para la inflación, sobre todo al alza. La disminución reciente de la inflación general ha ocurrido principalmente por el comportamiento favorable de la no subyacente, en especial, por la caída en los precios de los energéticos, lo cual es ajeno a la influencia de la política monetaria. Históricamente las bajas del rubro no subyacente no son duraderas, por lo que en cualquier momento se pueden dar la vuelta. Sobre todo, porque a nivel internacional, el precio del petróleo aumentó a máximos de siete meses; existen presiones en otros energéticos como el gas, por anuncios de posibles huelgas y; el tema de los productos agropecuarios, con el conflicto en Ucrania sin vislumbrarse una solución rápida y por temas climáticos de sequías.
Además, se menciona constantemente que el rubro subyacente se mantiene alto y que el retroceso es lento. Las dos aseveraciones son ciertas, pero la segunda se explica por la propia naturaleza del indicador. Difícilmente los ajustes en la parte subyacente serían acelerados. Sin embargo, los niveles altos, sobre todo en servicios, entre más tiempos se mantengan así, podrían generar nuevos efectos de segundo orden y presiones adicionales en otros bienes y servicios.
Respecto al segundo cuestionamiento, Banxico en sus comunicados intenta permear la idea de que dejaría sin cambios su tasa de fondeo, al menos por lo que resta del año y que esta permanecería en niveles elevados un tiempo prolongado.
Asimismo, por comportamientos anteriores, luce difícil pensar que Banco de México se anime a recortar su tasa de interés si la Fed en EUA no ha mandado una señal contundente de que ha terminado de subir su tasa de interés.
El problema es que con esos niveles de inflación esperados la tasa de interés real podría superar el 7.0% a partir de noviembre, con lo que el mercado considera que Banxico tendrá que adelantar los recortes a la tasa en México antes de que finalice el año. Así al menos se refleja en el mercado de futuros de tasas, con una baja de 25 puntos base. Incluso, en la última encuesta de Citibanamex el 100% de los analistas consultados pronostica que el recorte sería en el encuentro de diciembre.
En este sentido, el mercado presionará a que Banxico termine ajustándose a su apuesta de disminución. Esta divergencia podría generar algo de volatilidad interna en los activos financieros en México, principalmente en el mercado cambiario.
En determinado momento, junto con la mezcla de los elementos externos, un eventual recorte en la tasa de interés de Banxico podría generar algo de presión en el peso mexicano. Este factor, contribuiría a que la moneda mexicana cierre el 2023 alrededor de $17.60 spot.