La principal noticia de la semana fue la publicación de las nuevas estimaciones de PIB para el período 2004 a 2015. Estas confirman no solo un estancamiento que dura ya 5 años, sino también el escenario recesivo de la actualidad, con tres trimestres consecutivos en caída.
La evolución del dólar presento otra sorpresa. Con un aumento fuerte ya la semana pasada, el dólar cierra al viernes de esta semana en 15,34 pesos, aliviando por ahora las presiones a la apreciación cambiaria, que se afianzan a medida que pasan los meses. El salto de la divisa fue tan pronunciado que el Banco Central salió a vender este jueves más de 500 millones de dólares para contener la suba. Detrás de la suba se combina la mayor incertidumbre causada por el Brexit, la liquidación de los últimos contratos de dólar futuro del BCRA, y la autorización a bancos de incrementar sus posiciones en la moneda.
En el ámbito fiscal, destaca la oferta que el gobierno tiene pensado hacer a tenedores de bonos atados al PIB. Bajo un esquema de participación voluntaria, los tenedores de estos bonos podrán optar por incorporar a sus títulos una combinación de dos distintas opciones. Con esto, el Ministerio de Hacienda busca aliviar la presión de esta deuda sobre el fisco, en vistas de un crecimiento del producto que puede acelerarse en próximos periodos. Para recomprar estos títulos, la Secretaría de Finanzas colocó esta semana 2.750 millones de dólares en nuevos bonos con vencimiento a 12 y 20 años.
La actividad continúa presentando malas noticias: la industria cedió un 4,3% en mayo según INDEC, y la construcción se desplomó un 13%. En cuanto al ambiente internacional, la noticia dominante sigue siendo la incertidumbre causada por la separación de Europa y el Reino Unido, aunque por otra parte Estados Unidos sorprendió con un crecimiento de 1,1% en el primer trimestre, gracias a una expansión del comercio exterior.
El INDEC publicó una serie revisada del PIB con base 2004, junto a una primera estimación del avance del nivel de actividad al primer trimestre de este año. Los números revisados del nuevo INDEC presentan un cambio significativo con respecto a la serie anterior; que son esperables en cuanto a su calidad, aunque quizás las magnitudes sorprendan.
En primer lugar, la nueva serie muestra una diferencia en la base misma de estimación. Mientras los números anteriores del INDEC mostraban un producto bruto de 535 mil millones de pesos en 2004, las cifras actuales presentan uno de 485 mil millones de pesos. La diferencia de base — de cerca de 10% menos — se mantiene hasta el 2009, momento en que se dispara progresivamente alcanzando un 15% menos en 2011 y un 19% menos en 2015. En otras palabras, los nuevos datos del PIB muestran que Argentina produce un 20% menos de riqueza anual de lo que se pensaba.
Pero la diferencia no radica solamente en una cuestión de nivel; la nueva estimación muestra que el producto se ha mantenido virtualmente estancado durante todo el período que va de 2011 a 2015. La evolución del PIB habría sido así de apenas 1% entre ambos años. Si miramos el crecimiento promedio, no existen grandes diferencias durante 2005- 2008 — la tasa promedio pasa de 7,1% a 7,5% —, pero en el período 2011-2015 la diferencia es mucho mayor — de 1,5% a 0,2% —. Durante toda la década, por otro lado, la tasa de crecimiento promedio se habría sobrestimado en un punto, siendo de 3,7%.
Si se observan las cifras puntuales de cada año surgen algunas sorpresas aún menos placenteras: la vieja serie parece haber sido particularmente mala en estimar los períodos de caída en el producto. La crisis internacional de 2008-2009 ahora sí parecería haber golpeado al país significativamente, con una estrepitosa caída de 6% del producto, sumado a los conflictos políticos presentes en el momento y a factores coyunturales — la fuerte sequía de 2009 redujo la producción de granos en un tercio contra la campaña anterior, mientras la crisis ya había derrumbado los precios —.
Otro período con una caída significativa del producto bruto fue el 2014, año en que una devaluación incremento el piso de inflación en 10 puntos y redujo los ingresos reales, sin conseguir mayores cambios sobre las presiones cambiarias del momento. A tal caída, que alcanzó más de 2%, le siguió una recuperación levemente más fuerte de lo previamente registrado durante 2015, del 2,4%.
Las nuevas cuentas nacionales confirman otras características poco felices de la economía argentina: con 4 millones de empleos informales en 2004, la tasa de informalidad alcanzaba el 28% de la población ocupada. La distribución funcional del ingreso, por otra parte, muestra que la masa salarial representaba un 32%, contra un 52% de ganancias y un 15% de ingresos mixtos.
La formación bruta de capital o inversión creció como porcentaje del producto hasta alcanzar casi un 20% 2007, aunque luego se redujo a paso firme hasta un 15% en 2015. A pesar de la épica industrialista, el sector manufacturero se expandió en un 36% en todo el período — cerca de la agricultura, con 34% —, aunque otros sectores lo superan ampliamente, como la intermediación financiera que creció un 84% o transporte y comunicación con un 86%. Así, las manufacturas pasaron de representar un 19% del producto en 2004, a representar un 14% en 2015.
En cuanto al nivel de actividad actual, los datos confirmaron la desaceleración que marcan otras variables: interanualmente el producto crece un 0,5%, pero si miramos la nueva serie desestacionalizada, se ve que los últimos 3 trimestres vieron caídas consecutivas de la actividad con respecto al trimestre anterior. Desde el tercer trimestre del año pasado esta tendencia se viene pronunciando, hasta alcanzar la actual caída de 0,7%. Bajo este escenario, el país entra en la definición técnica de recesión.
El consumo privado cayó en el trimestre un 1,2%, y la inversión se desplomó un 6,7%. Con el consumo público sin variación, solo el comercio internacional hizo repuntar un poco al período, con exportaciones creciendo 14,9% e importaciones un 3,8%. Con diversos sectores aún mostrando resultados negativos, es esperable que los datos del segundo semestre continúen en la misma tendencia. Incluso si esto se revierte hacia el tercer o cuarto trimestre, las nuevas estadísticas públicas confirman nuestras expectativas de un 2016 recesivo, con una caída de cerca de 0,3% al cerrar el año.