La relación comercial con Estados Unidos y Canadá han sido el motor del crecimiento de las exportaciones de México tras la pandemia. El crecimiento se concentra en las exportaciones hacia Estados Unidos y Canadá, que en 2024 acumulan avances de 4.0% y 7.0%, respectivamente. Ambos países explican el 86.3% de las exportaciones totales de México.
Por el contrario, las exportaciones al resto del mundo han caído 2.4% en lo que va de 2024 y suman dos años consecutivos de contracción (Cuadro 1). Al interior, las exportaciones hacia China cayeron 6.6% en 2023 y acumulan un retroceso de 6.0% en lo que va del 2024.
Cuadro 1. Crecimiento acumulado de las exportaciones de México por destino
En México las exportaciones totales explican el 36.9% del PIB de acuerdo con datos al primer semestre del 2024 y su crecimiento actualmente está respaldado por el comercio con sus socios de Norteamérica.
El año 1994 fue el último en registro en que Estados Unidos tuvo un superávit comercial con México. Para 2004, tras 10 años del TLCAN, el déficit comercial con México era 6.90% del déficit total de Estados Unidos y en 2014 era 7.45%. En 2019, último año del TLCAN, México explicó 11.75% del déficit comercial estadounidense, nuevo máximo hasta ese momento (Figura 1) y en 2024 ha alcanzado 14.37%, máximo histórico.
En un claro contraste, el déficit comercial de Estados Unidos con Canadá pasó de explicar 9.27% del total en 1994 a 3.05% del total en 2019 y en 2024 se ubica en 5.24%. Esto implica que Canadá se ha integrado comercialmente con Estados Unidos, mientras que México solo ha incrementado sus exportaciones hacia Estados Unidos, pero no ha logrado una verdadera integración comercial.
Esta falta de integración entre Estados Unidos y México se debe, en parte, a un tercero en discordia: China.
La integración comercial de Norteamérica
La integración comercial de Norteamérica a través de un tratado internacional inició en enero de 1988, cuando el presidente de Estados Unidos, Ronald Regan y el primer ministro canadiense, Brian Mulroney firmaron el Tratado de Libre Comercio entre ambos países, conocido solamente como FTA por sus siglas en inglés. Este tratado entró en vigor en enero de 1989 y consistió en la eliminación de todos los aranceles comerciales entre ambos países. Posteriormente, en diciembre de 1992, se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, también conocido como TLCAN (NAFTA por sus siglas en inglés), en donde se incluyó a México como parte del bloque comercial y entró en vigor en enero de 1994.
La relación comercial entre los tres países era muy distinta al comienzo del TLCAN (1994). Las importaciones de México desde Estados Unidos explicaban el 69.11% de las importaciones totales, debido a que México, hasta ese entonces, era una economía relativamente cerrada y su comercio estaba altamente determinado por su proximidad geográfica con Estados Unidos. De hecho, en 1994 el comercio total de México (importaciones más exportaciones) representaba 31.6% del PIB, mientras que el mismo año a nivel global esta proporción se ubicaba en 41.07% de acuerdo con datos del Banco Mundial.
Tras la apertura comercial, México aprovechó su posición geográfica y menores costos de mano de obra para recibir inversión extranjera directa, impulsando las exportaciones hacia Estados Unidos. No obstante, las importaciones desde Estados Unidos crecieron a un ritmo más lento, debido a dos factores: 1) México comenzó a adquirir bienes intermedios (para producción interna) desde otros centros manufactureros globales, principalmente China y 2) se elevó la demanda interna por bienes de consumo de todo el mundo, no solamente Estados Unidos. Para 2019, último año del TLCAN, el comercio total de México con el resto del mundo representaba 80.61% del PIB, superando considerablemente la proporción global de 56.33%. Por lo anterior, México es considerada una economía con un amplio grado de apertura comercial.
La apertura comercial de México ha implicado un mayor rango de productos disponibles en el país y la posibilidad de especialización de producción en lo que México tiene ventaja comparativa. En el proceso de apertura comercial son varios los sectores que se han desarrollado: automotriz, aeroespacial, computación, enseres domésticos y biotecnología. Con esto, México se convirtió de país maquilador a país con industria de exportación de alto valor agregado.
Sin embargo, el proceso de apertura comercial trajo consigo una disminución de la proporción de las compras hechas por México desde Estados Unidos. En 1994, año en que inició el TLCAN, las importaciones de Estados Unidos representaban el 69.11% de las importaciones totales de México y en 2019, último año del TLCAN, la proporción había bajado a 45.19% del total. En ese mismo periodo, la proporción de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos se mantuvo estable alrededor del 80.50%. Lo anterior se tradujo en un crecimiento del déficit comercial de Estados Unidos con México.
En 2016, año en que Trump fue elegido por primera vez como presidente de Estados Unidos, el déficit comercial de Estados Unidos con México era 8.60% de su déficit total. En 2024, el déficit de México representa el 14.37% del déficit total estadounidense. Es decir, la participación de México en el déficit estadounidense ha crecido casi 70% desde que Trump fue electo para su primer periodo presidencial (Figura 2).
Esto representa un verdadero riesgo para México en el segundo mandato de Trump, pues Trump no buscaba simplemente sustituir a China de la ecuación, sino lograr un mejor balance de comercio. Con esto, México es ahora más vulnerable que en 2016.
Cabe destacar que México es atractivo para China por su relación económica con Estados Unidos, un escenario en que se impongan aranceles a México afectaría al comercio total (importaciones y exportaciones) con el gigante asiático. Es decir, no hay un futuro para la relación comercial con China, si se pierde la relación comercial con Estados Unidos y Canadá.
