Sólo los bancos centrales pueden salvar a los mercados. Ellos son lo que han provocado estas burbujas: las valuaciones de las acciones, y de los activos en general, están desalineados respecto a sus fundamentales. Y eso es consecuencia de las masivas inyecciones de liquidez que ha generado la banca central. Pero no el crecimiento económico: la recuperación de Estados Unidos ha sido lenta y renqueante, lo que no ha impedido que hace apenas un mes, el Dow 30 y el S&P’s 500 cerraran en nuevos máximos históricos en un espectacular mercado “bull” que dura ya cinco años y medio. Por eso, ahora que la Fed está a punto de concluir el “tapering” o programas de compra de activos y se plantea la posibilidad de subir tasas, los mercados se han puesto nerviosos: el crecimiento no termina de despegar, salvo en Estados Unidos, y el combustible que ha propulsado a las bolsas se agota.
Pero no sólo tiene que ser la Fed. En Europa, el Banco Central Europeo (BCE) lucha contra el Bundesbank por recurrir también ellos a un programa de compra de activos, y dada la actual coyuntura económica, no sería disparatado pensar que al final los alemanes den su brazo a torcer. Finalmente, el banco central de China podría recortar su tasa de referencia.
Ellos lo saben y así lo dejó ver el presidente de la Fed de San Luis, James Bullard. En una entrevista para Bloomberg, y viendo el estado de las cosas, insinuó que la Fed podría no concluir el “tapering” en la reunión del 28-29 de octubre tal y como estaba previsto, es decir, que podría considerar alargar la respiración monetaria asistida a los mercados financieros.
Y eso fue crucial para detener la caída de los mercados. Wall Street abrió con pronunciadas pérdidas superiores al 1.0%, pero sus declaraciones hicieron rebotar a los índices y al final se logró calmar el pánico, y cerraron mixtos. Europa, que volvía a despedazarse, logró al final recortar las pérdidas, si bien sólo Alemania logró terminar con ganancias.
Al cierre de la sesión, el Dow Jones apenas cedía un 0.15% para terminar en los 16,117.24 pts. El NASDAQ 100, sin embargo, avanzó un 0.05% para acabar en los 4,217.39 pts en tanto el S&P’s 500 se apreció un 0.01% para concluir en los 1,862.76 pts.
Pero hubo más cosas: los futuros del WTI, que llegaron a caer por debajo de los 80 dólares, algo que no sucedía desde junio de 2012, rebotaron y cerraron con un alza de 1.1% en los 82.70 dólares. El Russell 2000 de las empresas de pequeña capitalización treparon un 1.3% y la tasa del bono de 10 años, que por la mañana se hundía 10 pbs, rebotó para al final subir 2 pbs y concluir en los 2.16%. En Europa, el Stoxx Europe 600, que llegó a hundirse un 2.9%, cerró con una moderada caída de 0.4%.
En los datos económicos de Estados Unidos, el mercado laboral sigue sorprendiendo por su fortaleza y los subsidios de desempleo se redujeron a un mínimo de 14 años al situarse en 464,000 en la semana terminada el 11 de octubre, una caída de 23,000 solicitudes respecto a la semana previa. La producción industrial de septiembre brincó a la tasa más fuerte en casi 2 años con un inesperado aumento de 1.0% frente a una contracción de 0.2% en agosto.