Durante este año, el euro ha perdido un 8,8% de su valor, con respecto al dólar estadounidense, y un 9,2% si lo comparamos con la libra esterlina; como hemos comentado, ello se debe a la divergencia que están tomando sus respectivos bancos centrales. No obstante, en los últimos meses el euro muestra un comportamiento particular; por ejemplo, el 29 de junio, cuando los bancos griegos amanecieron cerrados por primera vez, el euro se fortaleció un 0,6% en relación con el dólar, mientras que ayer lunes, cuando ya el mercado sabía que se había logrado un acuerdo entre Grecia y la Eurozona, la moneda común perdió un 0,28% de su valor. Es decir, movimientos en la dirección distinta a la esperada.
¿Cómo se explica dicho comportamiento?
El desempeño obedece a que el euro se ha convertido en la moneda ideal para inversionistas que realizan operaciones de “carry trade”; las cuáles consisten en endeudarse en una moneda, que usualmente tiene tasas de interés muy bajas, para comprar otros activos con mejores rendimientos; en otros momentos, monedas como el yen japonés han reunido las características idóneas para este tipo de negociaciones.
Pero, ¿por qué eso explica los movimientos al alza en el euro cuando se dan malas noticias y viceversa?
Cuando un inversionista se endeuda en euros para comprar otro activo, suele hacerlo en momentos donde el apetito por riesgo en el mercado es alto; sin embargo, si el sentimiento del mercado se deteriora, muchos optan por cerrar las operaciones y proceden a cancelar el crédito, para lo cual se ven obligados a comprar euros, lo que hace que la cotización de la moneda suba. Así se explica, por ejemplo, la apreciación del euro de un 0,21% la semana pasada cuando China devaluó sorpresivamente su moneda, generando una fuerte aversión al riesgo.
De esta forma, es de esperar que este comportamiento se mantenga, por lo que seguiremos observando una fortaleza de la divisa europea siempre que exista un sentimiento negativo en los mercados. Sin embargo, en cuanto a la tendencia, en Aldesa vemos al euro perdiendo más valor, sobre todo cuando se vea de forma más marcada la divergencia entre las políticas de los bancos centrales respectivos.