El optimismo invadió a Wall Street y se hizo la fiesta bursátil, luego que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos sorprendiera con un tono mucho menos restrictivo del esperado por los analistas y que su presidente, Jerome Powell, amenizara con dos “melodías” que los inversores querían escuchar.
Apenas el miércoles en su reunión de política monetaria, la Fed cumplió con las expectativas: mantuvo sin cambios el rango de su tasa de interés de referencia entre el 5.25 y el 5.50 por ciento, su nivel más alto desde 2001. Sin embargo, en rueda de prensa posterior, Powell dejó entrever dos claves que entusiasmaron mucho a los mercados:
Es probable que el ciclo de subidas de tipos de interés haya llegado a su fin.
La Fed buscará no mantener los tipos restrictivos más tiempo del necesario, para no perjudicar excesivamente el crecimiento económico.
Esto lo refrendan las nuevas proyecciones del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, en inglés): ahora anticipan tres recortes de 25 puntos base al índice de referencia en 2024, no dos, como antes.
Tales mensajes cumplen los deseos más ansiados de los inversores: que ya vimos el fin del ciclo alcista de la tasa de referencia y que sus niveles no se mantendrán tan elevados (o sea que serían recortados) para no dañar de más la economía.
En esta gráfica de puntos de Terminal Bloomberg se ve el resumen de proyecciones de los miembros del FOMC para las tasas de interés, que por más que Powell insista en que aún “no descartan” subirlas de ser necesario, nadie –ni en la misma Fed– lo ve posible.
El mercado apuesta por bajadas de tipos más rápidas
Tras la reunión del miércoles, los futuros del mercado ya cotizan una probabilidad de casi el 60 por ciento de que el primer recorte del índice de referencia se produzca en marzo.
Los analistas del influyente banco Goldman Sachs (NYSE:GS) apuestan por cuatro bajadas de tipos de interés a partir de junio, con el crecimiento y el empleo como únicos obstáculos para una relajación aún más veloz.
Keith Wade, de la gestora de activos Schroders (LON:SDR), prevé que la inflación continúe moderándose en 2024, permitiendo el inicio de un ciclo bajista de tasas, aunque a un ritmo más pausado del que espera el mercado.
Ahora bien, para poner los pies en la tierra debemos considerar que la inflación sigue siendo elevada y tardará un largo tiempo en converger al objetivo del 2 por ciento. El crecimiento económico continúa débil, pero no al nivel de una recesión, y el mercado laboral resiste, lo que limita el margen de la Fed para bajadas de tasas más rápidas o profundas. Así que no descartemos que las expectativas de los inversores están siendo demasiado optimistas.
Habrá que estar atentos a las nuevas proyecciones económicas que publique el banco central en marzo, así como a la evolución real de indicadores clave como la inflación y el empleo. No se pueden descartar correcciones (caídas) fuertes en los mercados si estos datos resultan peores de lo esperado. Los inversores, por tanto, deben permanecer cautelosos.
Banxico, ¿contrapeso de la Fed?
En nuestro país, el Banco de México (Banxico) sorprendió con un tono bastante más “hawkish” (restrictivo) que la Fed. En el comunicado sobre su decisión de política monetaria publicado el jueves, admite que las expectativas de inflación subyacente aumentaron para el cierre de 2023, y que en el balance de riesgos, el sesgo para el nivel de precios sigue siendo al alza.
Ante ello, la Junta de Gobierno del Instituto Central deja entrever que no subiría las tasas de interés y que “por cierto tiempo” dejaría la tasa de referencia en el nivel del 11.25 por ciento.
Esta postura reforzó la escalada de nuestra moneda frente al dólar hasta los 17.14 pesos.
Superpeso para rato
Si bien en este espacio consideramos que Banxico debería comenzar a recortar sus tasas –incluso antes que la Fed– para desinflar paulatinamente al peso, el tono de su comunicado nos hace pensar que no tiene planes de hacerlo pronto.
De manera que, de confirmarse, tendremos un peso “fortachón” por lo menos hasta que pasen las elecciones presidenciales. Después, ya veremos.
Esto prolonga el tiempo de los mexicanos para invertir en activos e instrumentos denominados en dólares (oro, plata, acciones estadounidenses y criptomonedas, entre otros), y así tener un largo periodo de preparación antes que la “fiesta” del superpeso termine.
Una verdadera “oportunidad dorada” que, por cierto, muchos argentinos distraídos no supieron o no pudieron aprovechar al no prever que el valor de su moneda seguiría (y seguirá por un rato) colapsando. Aprendamos de lecciones ajenas.