La Bolsa de Comercio de Rosario indicó que la principal causa de este incremento es que, a la ajustada oferta global, se suman preocupaciones por la falta de precipitaciones en Argentina. El maíz también trepó a su valor máximo en seis años y medio.
Afectado por la falta de precipitaciones en Sudamérica, el precio de la tonelada de soja volvió a operar en alza y superó los u$s500 en el mercado de futuros de Chicago. De esta manera, al igual que el maíz, la oleaginosa alcanzó un nuevo récord desde 2014.
El contrato de soja para entrega en enero marcó un incremento del 1,1% (u$s5,60) hasta los u$s501,64 la tonelada, mientras que la posición marzo avanzó en la misma magnitud hasta los u$s500,27.
Sus subproductos acompañaron la tendencia positiva, con un ascenso del aceite del 0,1% (u$s0,66) hasta los u$s978,62, y una suba de la harina de 1,8% (u$s8,71) hasta los u$s488,65 por tonelada.
A su vez, el contrato de maíz para el mes de marzo avanzó 0,7% (u$s1,28) hasta los u$s194,87 la tonelada, valor máximo en seis años y medio. En el mismo sentido, las cotizaciones de mayo, julio y septiembre cerraron con subas por decimoséptima jornada consecutiva.
“La principal causa explicativa para este fenómeno es que a la ajustada oferta global, que viene generando preocupación en los operadores, se le suma la falta de precipitaciones en Argentina de cara al comienzo del período crítico para el desarrollo del cultivo, lo cual puede devenir en mayores recortes productivos y, por lo tanto, una oferta más acotada.”, señaló la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
“Asimismo, las preocupaciones acerca de los conflictos sindicales en nuestro país, y sus consecuencias sobre los despachos, también oficiaron de soporte para los precios”, amplió la entidad bursátil.
En tanto, el contrato de trigo con entrega en marzo decreció 1% (u$s2,39) hasta los u$s237,92 la tonelada, debido a que “la falta de novedades que oficiaran de soporte para el mercado ejerció presión sobre los precios”.
“Sumado a esto, en la jornada de hoy se registró un repunte del índice DXY del dólar, lo cual tiende a tornar menos competitivas a las exportaciones estadounidenses, y podría haber sumado a la inercia bajista”, concluyó la BCR.