Cuando por fin la inflación mostraba signos de desaceleración después de sus máximos históricos desde pandemia, las propuestas arancelarias del presidente electo Donald Trump podrían poner en jaque nuevamente a los precios a largo plazo si los socios comerciales de Estados Unidos responden, algunas estimaciones señalan un impacto de hasta 1.8 puntos a la inflación.
Desde una perspectiva más optimista, para S&P Global esta amenaza sería solo un punto de partida para las negociaciones del próximo presidente de Estados Unidos; pero si la lleva a cabo, esta medida podría poner en riesgo la calificación del país en los próximos años si los eventos políticos implican en la fortaleza de las instituciones, el dólar o el déficit fiscal estadounidense.
Recordemos que durante su primer mandato, Trump desató una guerra comercial con China cuando aplicó una serie de impuestos a las importaciones de productos chinos, lo que provocó que el país tomara represalias de aranceles a Estados Unidos. Una de las principales propuestas económicas de Trump para su segundo mandato es imponer aranceles universales a las importaciones de todos los países, con una tasa específicamente de 60% para China; para Trump, estos planes “reconstruirían” la base industrial de su país y generarían empleo. Aunque la situación es incierta aún, se analizan los posibles escenarios.
La Reserva Federal estadounidense anunció recientemente su segundo recorte consecutivo de las tasas de interés a medida que la inflación se acerca al objetivo del 2% del banco central. Hay quienes apuestan por otro recorte en diciembre, pero eso dependerá de los últimos datos, mientras continúa la polémica por la intención de que la opinión del próximo presidente estadounidense influya en las decisiones de política monetaria.
¿Qué le espera a México?
Expertos indican que las medidas arancelarias podrían provocar incertidumbre y retrasar la llegada de inversión extranjera al país, y que un arancel de 10% podría representar una reducción de 0.5 por ciento del PIB. Según Capital Economics, frente a la situación de las finanzas públicas mexicanas, el gobierno no tendría espacio para amortiguar el golpe a través de una política fiscal más flexible, el peso podría caer entre 23 y 24 unidades por dólar, el Banco de México podría pausar o revertir su ciclo de flexibilización monetaria, y el Paquete Económico 2025 enfrentaría mayores retos debido a la situación política. A esto también se suma la incertidumbre por una posible “renegociación” del T-MEC en 2026 en lugar de una “revisión” del acuerdo y turbulencias para el peso mexicano frente al dólar.
Dentro de los cinco rubros en los que Trump planea implementar nuevas estrategias: comercio, inversión, mercado financiero, política monetaria y migración, en este último punto los mexicanos representan el mayor número de migrantes indocumentados en los Estados Unidos (4 millones), lo que podría generar que las remesas desde ese país a México sean menores, aunque el impacto se compensaría parcialmente por un peso más débil que aumenta el valor de los envíos.
Hasta el momento, el gobierno mexicano se ha mostrado optimista con la futura relación bilateral con Estados Unidos, reiterando el crecimiento comercial entre ambos países.