¿Qué fue lo peor que nos dejó esta crisis? ¿Por qué el mercado se destruyó a esta velocidad?
Los últimos días de la semana que dejamos atrás fueron de mayor tranquilidad en el frente financiero y bursátil. Con el devenir de la calma, tuve tiempo de reflexionar. Estas dos fueron las preguntas que me hice y sobre las que intenté encontrar respuestas.
Para el primer interrogante, le respuesta que puedo dar es ambigua. Durante estos días, algunos pocos inversores principiantes que se acercaron hace poco tiempo al mercado pudieron rescatar la parte positiva de dicha corrección:
“Hice un posgrado acelerado sobre el manejo de las inversiones personales. Esta experiencia NO me la olvido más”,pudieron destacar aquellos pocos que lograron ver la mitad del vaso lleno durante esta abrupta baja.
Sin embargo, son la minoría. La gran cantidad de ahorristas argentinos que en los últimos dos años confiaron en una Argentina distinta, más segura y con reglas de juego más estables, están huyendo despavoridamente del mercado y cualquier instrumento de inversión relacionado.
Están volviendo a la vieja estrategia de comprar dólares, sin importar cuan rentable son otras alternativas de inversión. Quien se quema con leche ve una vaca y llora dice el refrán. Y así se siente respecto al mercado de capitales la gran cantidad de argentinos que dejaron de lado la compra de dólares para apostar a una Lebac en pesos o a algún bono argentino.
Nada quieren saber con volver a invertir. Y, en parte, algo de razón tienen: en un país donde se institucionalizó el CAMBIO como caballito de batalla del Gobierno, la solución de los problemas de los desequilibrios en Argentina llegó por el camino histórico de siempre: mega devaluación del peso argentino que licuó todo los ahorros de los argentinos.
De este lado del mostrador, obviamente que hacemos autocrítica. Para quienes pregonamos un mercado grande, desarrollado y con inversores atomizados por cada rincón del país, el golpe a estas expectativas ha sido duro. Tratar de convencer a los ahorristas de que en el mercado de capitales se encuentran las mejores oportunidades de largo plazo es una tarea muy difícil.
En relación a mi segunda pregunta, creo que tengo la respuesta mucho más clara.
¿Qué fue lo que permitió semejante caída del Merval de más de 50% en dólares en seis meses…?
Aquí hay dos problemas centrales que tienen que ver con la eterna inseguridad jurídica de Argentina:
- No hay ahorro interno: La tasa de ahorro en Argentina es baja comparada con nuestros pares de la región y eso, para un país tan fuertemente dependiente del financiamiento, es una gran debilidad estructural. Para colmo, una parte no menor del ahorro que generan los argentinos se encuentra fuera del país, lo cual no se canaliza a través del mercado de capitales local y conspira contra el tamaño del mismo. ¿La razón? La ausencia de incentivos.
- No hay inversores institucionales de largo plazo: Una de las condiciones principales para tener un mercado de capitales fuerte es la presencia de inversores de largo plazo con poder de fuego para actuar cuando las cosas no vienen bien. Octubre de 2008 fue la sentencia de muerte del mercado argentino cuando se dictó la estatización de los fondos de jubilaciones y pensiones privados, medida que gran parte de los argentinos celebró. Se trató de la desaparición, de un día al otro, del inversor de más largo plazo para la Bolsa local. A partir de allí, el volumen negociado se achicó de manera estrepitosa y ante situaciones de estrés financiero como las de este año, las caídas en las cotizaciones son profundas ya que los vendedores no encuentran una demanda acorde para el tamaño de sus órdenes de venta.
La reconstrucción de la confianza del ahorrista será un largo proceso que llevará años de educación financiera y conciencia de nuestra sociedad y dirigencia de que sin ahorro no hay proyecto de desarrollo económico posible. Si uno quiere pensar en grande, mi mensaje para toda la Argentina es:
¡Cambiemos!