Los precios del petróleo son un tema de conversación recurrente en áreas de poder y las mesas de discusión económica. Ahora que se espera que la política monetaria tome un camino hacia la estabilidad, los precios del crudo representan un nuevo desafío.
Acercarse a los 100 dólares por barril en el cuarto trimestre del año es una muestra de que la volatilidad generada por la emergencia sanitaria y la guerra en Ucrania no termina. Hay proyecciones de que los precios superen los 100 dólares a finales de este año ante una perspectiva de déficit por los recortes a la producción y las exportaciones de la OPEP.
Otras proyecciones consideran que los precios del crudo podrían registrar una desaceleración a finales del año ante la debilidad de la economía china; recordemos que el país asiático es el principal importador de petróleo en el mundo; si China aumenta su demanda, incrementa el precio del crudo.
Lo que es un hecho es que los altos precios del crudo implican significativamente en la inflación. Cuando los precios del petróleo aumentan, los costos de producción y transporte también lo hacen, lo que a menudo se traduce en precios más altos para los consumidores. Esto puede afectar negativamente el poder adquisitivo de las personas y llevar a un aumento de la inflación, lo que a su vez puede requerir respuestas por parte de los bancos centrales, como aumentos en las tasas de interés.
Los eventos geopolíticos, las tensiones comerciales, las decisiones de la OPEP y la oferta y demanda globales son sólo algunas de las variables que influyen en los precios. Esta volatilidad puede desencadenar una serie de consecuencias económicas.
Mientras los países productores de petróleo, como Arabia Saudita, Rusia y Estados Unidos, intentan mantener los precios del petróleo en un nivel que les sea rentable, los países importadores, como muchas naciones europeas y asiáticas, se ven afectadas, ya que incrementa su factura energética y reducen su capacidad para invertir en otros sectores de la economía. Esto puede llevar a desequilibrios comerciales y desafíos económicos.
La pandemia de COVID-19 tuvo un impacto devastador en la demanda de petróleo, lo llevó a una caída abrupta de los precios; la posterior recuperación económica y la reapertura de las economías impulsaron nuevamente la demanda de crudo, y elevó los precios a niveles sorprendentemente altos.
El aumento de los precios del petróleo tiene un efecto dominó en la economía mundial. Además de afectar directamente a los consumidores, las empresas también enfrentan desafíos considerables debido a la volatilidad de los precios. Las firmas que dependen en gran medida del petróleo como materia prima o como parte importante de sus operaciones se ven afectadas negativamente, porque puede llevarlas a un aumento en los costos de producción, que después se traslada a los consumidores a través de precios más altos.
@LuceroAlvarezO