La Reserva Federal anunció esta semana, como se esperaba, que no aumentará las tasas de interés este mes, lo cual era la tendencia que el 90% del mercado anticipaba.
Sin embargo, las previsiones de la FED indican la posibilidad de un aumento más adelante en el año y la mayoría de los miembros señala que no habrá reducción de tasas para 2024, contrariamente a lo que esperaban algunos miembros y el mercado. Esto se debe a que el banco central ha calificado el crecimiento económico de los últimos meses como "robusto" y el descenso del desempleo no es tan rápido como se preveía. En cuanto a la inflación, se espera que se mantenga ligeramente por encima de las expectativas de junio, aunque se prevé una pequeña mejoría en la inflación núcleo.
Hasta el momento, el mercado ha respondido con un aumento significativo en los rendimientos de los bonos, ante la expectativa de que la FED no reducirá las tasas en junio de 2024, sino en septiembre. Por lo tanto, el banco central mantiene sus opciones abiertas, aclarando que podría aumentar la tasa si fuera necesario.
En la conferencia de prensa posterior al anuncio de tasas, Powell reiteró lo expresado en el comunicado, destacando que las proyecciones de la FED son una guía, y no necesariamente un plan definitivo. También mencionó que las tasas están cerca de ser lo suficientemente restrictivas para controlar la inflación y que esta ha seguido el rumbo correcto en los últimos meses, al igual que los informes de empleo anteriores, que van en la dirección que desea el banco central.
Esto sugiere que la Reserva Federal podría estar considerando dar un discurso más restrictivo (hawkish), aunque existe temor de los efectos que esto pueda provocar y, por lo tanto, mantienen la opción de aumentar la tasa si surgen sorpresas negativas en cuanto a la inflación. Una de esas posibles sorpresas negativas podría ser el rápido aumento del precio del petróleo de las últimas semanas. Powell enfatizó que les preocuparía si se mantuviera elevado durante mucho tiempo, ya que esto podría cambiar la percepción inflacionaria de las personas, llevándolas a gastar más, lo cual sería inflacionario.
Si la economía se desacelera y la inflación también lo hace, la FED puede detener sus acciones sin contradecir lo establecido en sus reuniones. En este momento, la FED depende más que nunca de la evolución de los datos económicos, pero probablemente esté inclinada a detenerse tan pronto como pueda justificarlo. Por ahora, el mercado está experimentando confusión y caídas.