Tras el tremendo avance de las acciones de Netflix (NASDAQ:NFLX) en lo que va de 2018, muchos inversores alcistas se preguntan si el precio de este servicio de vídeo en streaming se ha disparado más allá de los fundamentales de la empresa. ¿Es éste el momento de recoger algunos beneficios?
Esta forma de pensar tiene su lógica. ¿Quién podría haber predicho el volumen de los ingresos que Netflix ha registrado en sólo los dos primeros meses de este año? Actualmente, en 331,44 USD, las acciones acumulan una subida del 65%, dejando atrás a las demás empresas tecnológicas punteras del grupo FAANG.
Amazon (NASDAQ:AMZN), que es la segunda empresa de mejor rendimiento de este grupo, ha producido menos de la mitad que Netflix y cuando se comparan las ganancias de Netflix con el mercado en general, pasa lo mismo. Netflix es la empresa del S&P 500 que mejor rendimiento a demostrado hasta la fecha.
Después este último alucinante repunte, muchos analistas corrieron a actualizar sus objetivos de precio de Netflix para tratar de entender este drástico movimiento. Según un análisis de Reuters, la subida de las acciones de Netflix en 2018 ha sido tan rápida que los analistas de Wall Street la semana pasada se equivocaron por 60 USD. La cotización de Netflix ha seguido muy por encima del objetivo medio de doce meses de los analistas durante gran parte de este año y la brecha entre el precio real y el objetivo principal registró máximos de dos años la semana pasada.
¿Está Netflix sobrevalorada?
¿Están las acciones en territorio de sobrecompra? Creo que dos factores van a determinar si el mercado hace bien en impulsar las acciones de Netflix tanto y tan rápido.
En primer lugar, la emoción se limita al crecimiento de suscripciones. Mientras Netflix siga superando expectativas y emitiendo optimistas previsiones en cuanto a las suscripciones, las acciones seguirán subiendo. En el cuarto trimestre, Netflix ha obtenido 8,3 millones de suscriptores nuevos en su sistema de streaming, superando holgadamente las previsiones de Wall Street para el período.
A finales de 2017, Netflix tenía 117,6 millones de usuarios en todo el mundo. Wall Street cree que Netflix cerrará este año con 141,8 millones de suscriptores, lo que supone un aumento del 20% con respecto al año pasado.
El segundo factor a destacar tiene relación con con el primer factor, pero al mercado no le preocupa eso todavía. Estoy hablando de la dilapidación de efectivo de la empresa, necesaria para impulsar un mayor crecimiento de contenido y, por lo tanto, de suscripciones.
El enorme gasto de la empresa en contenido original y marketing probablemente indica que no generará flujo de efectivo disponible los próximos años. De media, los analistas pronostican salidas de efectivo de 2.850 millones de USD este año, 1.920 millones de USD en 2019, 1.160 millones de USD en 2020, según datos recogidos por Bloomberg.
Como escribí el 25 de enero, el éxito de Netflix está muy vinculado a la capacidad de la empresa para producir contenido original y mantener a los suscriptores pegados a sus pantallas. Esto no es tarea fácil y requiere un gasto considerable. Pero el flujo de noticias en este frente sugiere que la empresa lo ha hecho todo bien.
Según un informe reciente del New York Times, el expresidente Barack Obama y su mujer se encuentran en fase avanzada de conversación con Netflix sobre un acuerdo de contenido. El New York Times señalaba que los Obama está discutiendo varias posibilidades, entre ellas la de que el expresidente modere debates sobre temas como inmigración, salud y el cambio climático, mientras que la exprimera dama produciría contenidos de nutrición y fitness para niños.
La noticia sobre el acuerdo de Obama se conoce tras a la reciente contratación de Ryan Murphy, un galardonado productor, director y guionista que Netflix ha arrebatado a la 21st Century Fox (NASDAQ:FOX) por un contrato valorado en 300 millones de USD en cinco años, el mayor acuerdo de este tipo en toda la historia de la televisión. Así, después de llevarse a casa su primer Oscar por el documental "Ícaro" la semana pasada, las acciones de Netflix subieron casi un 5%.
Mi teoría: mientras Netflix siga demostrando a los inversores que está haciendo lo correcto con el dinero que se gasta, no importa lo rápido que lo dilapide.
Conclusión
Es difícil justificar la compra de una empresa cuyas acciones están 265 veces por encima de los ingresos. Sin embargo, esa lógica no funciona con Netflix y otros miembros del grupo FAANG que siguen en modo de crecimiento explosivo.
Yo seguiría aferrándome a las acciones de Netflix a pesar de la tentación de recoger algunos beneficios en estos niveles. No creo que el repunte de Netflix haya terminado todavía. De hecho, creo que la próxima subida (hasta 400 USD por acción) está muy cercana.