Ha pasado casi un mes desde el evento financiero y político de la década, aquella votación marcará un difícil proceso que intentará mantener la undidad del Euro, unidad que hace unos años ya fue puesta a prueba en el denomiado GREXIT. Por el momento, intento comprender lo que hay tras del BREXIT, de descifrar ese sentimiento melancólico de ver una Inglaterra nuevamente fuerte y de relevancia mundial.
Creo que la opcion del "Salir", abrió grandes posibilidades hacia el futuro para la administración de mi porfolio. Lo digo con optimismo, ya que mucho antes de referéndum y con todos los problemas asociados a la UE, la economía británica utilizando la Libra, ya tenía una performance superior a la de sus principales socios en métricas clave como tasa de desempleo, crecimiento, deuda y déficit fiscal.
Reconozco que mi parcialidad será puesta a prueba en esta columna, ya que una parte de mi formación profesional fue en ese país y si pudiera resumir una percepción permanente que sentí en ese entonces, es el descontento porque parte de los frutos del empuje, esfuerzo y trabajo de la post guerra no estaban siendo capitalizados por los gestores de ese desarrollo. Esto sumado a otros factores explicarian parte importante de la fortaleza del proceso independentista y que perfectamente podria replicarse en otras latitudes.
Algo similar podría estar pensando el contribuyente Alemán que ve como los recursos ahorrados durante décadas, van a parar a las arcas Griegas que después de años de intentarlo, aún no ha podido elevar la productividad de su economía, ni menos establizar su enorme gasto fiscal.
A lo anterior, se suma que Bruselas aparte de lidear con la pérdida del aporte monetario inglés, debe reponderar a los socios y buscar nuevos recursos financieros para salvar a otro gran saco roto, la Banca Italiana. Se estima que el sector financiero del segundo pais más endeudado de europa tiene un volumen de créditos morosos de 360.000 millones de euros de los cuales 210.000 millones son altamente tóxicos, una olla que hace presión y está a punto de explotar, quizá con mas fuerza que la crisis migratoria.
Si los inversionistas aumentan las compras en Inglaterra y el mercado empieza a valorar la independencia, autónomía y proactidad más que a un grupo económico enfermo por el exceso de deuda, burocracia y crisis migratoria entre otros, nuevos procesos independentistas tomarán fuerza teniendo como referencia la fortaleza del FTSE100, a estas alturas el único positivo en Europa en 2016.
Con este escenario, mantendré mi visión positiva en Inglaterra, no en Europa, pero estaré atento a la posibilidad de invertir en las economías más expuestas a la presión de independencia como Alemania y Francia. Por otra parte, en los receptores de los beneficios grupales como España, Italia, Grecia y Portugal, incrementaré mi visón bajista.
El futuro es desafiante para la Unión Europea, ya que debe entregar señales importantes para evitar la fuga de otros integrantes. Deberá negociar ajustes y conseciones, algo que ya solicito España porque hace unas semanas, Bruselas se abrió a suavizar la senda de su déficit en 2016.
Esta y otras garantías que vendrán, deberían funcionar en el corto plazo y demostrar al mundo el compromiso que hay en el Euro, pero a medida pase el tiempo estas garantías (con justo derecho) también serán solicitadas por otros paises, algo que en el mediano plazo seguirá generando instabilidad y roces entre los miembros, precisamente porque si hay algo que caracteriza a la UE, es el alto déficit fiscal y la elevada tasa de deuda y desempleo.
La paciencia del mercado se acaba, la historia ha demostrado que igualar los derechos sin estabilizar las obligaciones es un proceso insostenible en el largo plazo.