La espiral descendente en la que se encuentra Snap parece no tener fin. El precio de las acciones del gigante de las redes sociales se acercó ayer a mínimos históricos tras conocerse que el director de estrategia oficial, Imran Khan, abandona la compañía en mitad de su plan de cambio.
Las acciones de Snap (NYSE:SNAP), que llegaron a caer ayer más de un 2%, han perdido más de la mitad de su valor desde que tocaran techo en máximos de 52 semanas pues los inversores encuentran difícil de creer que la empresa haya encontrado una manera eficaz de rentabilizar su aplicación Snapchat, una de las plataformas más populares de intercambio de contenidos entre jóvenes y las celebridades a las que siguen.
La marcha de Khan es el más reciente batacazo para el CEO y cofundador Evan Spiegel, que se ha enfrentado a grandes cambios en la directiva desde la salida a bolsa de la empresa. En poco más de un año, Snap ha perdido o reemplazado a los jefes de los departamentos de finanzas, legal, ingeniería, productos y ventas.
La marcha de Khan llega en un momento crítico para la empresa, que se esfuerza por demostrar que puede sobrevivir en este entorno supercompetitivo para los medios de comunicación social. En el segundo trimestre, Snap no cumplió con las elevadas expectativas de Wall Street en cuanto a ventas de publicidad pues el rediseño de su producto estrella no generó mucha emoción. En ese trimestre, Snap informó de su primer descenso de usuarios diarios.
Con este cuadro sombrío es muy difícil entusiasmarse con esta empresa. ¿Pero es también un panorama sombrío para una empresa que cuenta con más de 188 millones de usuarios, que representa la demografía más importante del mercado? Los mensajes de Snapchat que van desapareciendo, una función conocida como historias, ha sido tan popular entre los adolescentes de Estados Unidos y Europa que Facebook (NASDAQ:FB) ha hecho del concepto una parte fundamental de sus propios servicios, en particular en Instagram.
Este argumento puede tener su atractivo, pero posicionarse en largo en cuanto a las acciones de Snap incluso tras registrar mínimos históricos todavía no tiene mucho sentido. Hasta ahora, no hay ninguna señal de que la compañía vaya a convertirse pronto en una plataforma social viable que pueda generar fuertes ingresos y defender su territorio frente a rivales mucho más grandes.
La aplicación atrajo el trimestre pasado a 10 millones menos de usuarios que los registrados el mismo período hace un año. Durante este período, Instagram, de Facebook, le robó el protagonismo, pues sus usuarios activos superaron los mil millones por primera vez.
Facebook, que copia casi todas las funciones populares de Snap, parece una apuesta mucho mejor para los inversores en medios de comunicación social. Snap genera un beneficio de 1,40 USD en términos de publicidad por cada usuario activo. Eso ni se acerca siguiera a los 9 USD por usuario de Facebook.
Un entorno de redes sociales complicado
Los fundamentos del negocio de Snap se están deteriorando en un momento en que el entorno operativo de las empresas de redes sociales en general cada vez es más exigente.
Los grandes gigantes de las redes sociales,incluidos Facebook y la sociedad matriz de Google, Alphabet (NASDAQ:GOOGL), se gastan miles de millones de dólares en sus plataformas para hacerlas más seguras y aceptables a ojos de los reguladores desde el escándalo de Cambridge Analytica y las denuncias de manipulación por parte de Rusia en las elecciones de Estados Unidos.
Para Snap, aumentar sus ventas de publicidad y superar a sus competidores, que tienen mucha más presencia en este entorno, no va a ser tarea fácil. El mayor problema que tenemos con Snap es que a su aplicación no le quedan muchas funciones únicas y no tiene sentido que los anunciantes recompensen a esta empresa cuando a su rival le está yendo mucho mejor.
Dicho esto, hay un detonador potencial de un gran repunte de las acciones de Snap, que es que Snapchat sea absorbida por un gigante que tenga los bolsillos lo bastante llenos para competir con Instagram. Pero para que eso suceda, creemos que Snap tiene que crecer y adquirir una magnitud considerable para justificar una valoración premium. Snap, en su situación actual, no ha llegado a ese punto todavía.