El S&P 500, el índice más representativo de la economía estadounidense, ha escalado 9% desde las elecciones presidenciales. ¿Se han vuelto incomprables sus acciones?
La bolsa estadounidense está muy cara. Probablemente lo has escuchado un montón de veces en los últimos años, pero aún así no pisa el freno. ¿Cuán caro está realmente el S&P 500?
Sí, hoy nos referimos al Standard & Poor´s 500, el índice bursátil más representativo de la situación real del mercado estadounidense.
Desde las elecciones presidenciales en noviembre del 2016 en los Estados Unidos, el S&P 500 ha crecido cerca de 9%, impulsado por las expectativas de que Donald Trump recorte los impuestos que pagan las compañías, reduzca regulaciones e incremente el gasto en infraestructura.
Bastante bien, ¿cierto?
El S&P 500 en niveles récord
De hecho, el precio beneficio de las acciones cotizantes en el S&P 500 está en 18 veces beneficios previstos para este ejercicio.
¿Sabés cuándo fue la última vez que sucedió?
Este nivel no lo veíamos en 2003, en plena recuperación tras el desplome originado por la crisis del 2000. Con los resultados del año anterior, la valoración sería superior a las 20 veces. Aún te tenemos más…
Robert Shiller, Premio Nobel de 2013, sostuvo que en su ratio el S&P 500 está muy por encima de las 30 veces beneficios.
Recientemente, el experto ha afirmado que la valoración de Wall Street no era tan elevada desde 1929. En esta ocasión, los sectores más caros del S&P 500 son energía e inmobiliario…
¿Cómo lo ha logrado?
Este nivel se ha alcanzado tras 8 años de subas consecutivas en la Bolsa, en lo que se ha convertido en el segundo mayor mercado alcista de la historia.
La exuberancia irracional
Hace 2 décadas cuando Alan Greenspan acuñó aquello de la exuberancia irracional para referirse al entusiasmo insostenible de los inversores, que por aquel entonces habían engordado el precio de las acciones hasta niveles no respaldados.
Pasaron casi 4 años para que el Nasdaq tocase techo en los 5.132,52 puntos el 10 de marzo del 2000, un nivel a partir del cual sus componentes dieron un salto al vacío y cedieron hasta 78%.
Tras 8 años de ciclo alcista, donde los pequeños traspiés no han detenido la escalada desde los mínimos registrados por el S&P 500 en marzo de 2009, algunos se pregunta si los mercados sufren un déjá vu.
Si la economía crece…
El último tramo, por supuesto, ha estado dominado por la esperanza de que las políticas de Donald Trump estimulen la economía que ya, de por sí, tiene una salud robusta.
Con un crecimiento del 2% en el PBI y una tasa de paro en el 4,7%, casi en el pleno empleo, parecería suficiente, pero los márgenes empresariales no han dejado de crecer.
Si Trump logra poner en marcha sus políticas, una de las consecuencias se verá reflejada en que las ganancias de las empresas continuarán expandiéndose, con lo que las valoraciones se abaratarán.
Claro, todas son suposiciones que pueden terminar en un mar de calma o en el epicentro de una tormenta…
¿A dónde apunta el S&P 500?
Desde JP Morgan (NYSE:JPM) apuntan que técnicamente, tras superar los 2.285-2.296 puntos se enfrentaba a la resistencia en torno a los 2.366 puntos.
Pero ya pasó ese punto…
En JP Morgan señalan que ahora vendría la zona de resistencia en 2.430 puntos, antes de alcanzar lo que los análisis técnicos creen que es el verdadero objetivo de 2017, más cercano a los 2.500 puntos.
¿Cuáles son los retos a vencer?
Las expectativas señaladas hacen que el mercado continúe animado, según JP Morgan, que no toma en cuenta el riesgo a una decepción más adelante.
Por otra parte, ha finalizado la temporada de resultados en los Estados Unidos. Si se demuestra que tras 4 trimestres de caída, ha vuelto el crecimiento, entonces la Bolsa tiene un potencial alcista por delante.
Claro, aunque el precio beneficio de las acciones no puede estirarse demasiado en un entorno de normalización monetaria, el crecimiento de beneficio permite que haya potencial en ese caso.
Luego más allá de los Estados Unidos, en JP Morgan sostienen que de fondo están grandes temas sobre el ciclo económico, sobre cuándo llegará la recesión en los Estados Unidos, o si le pinchará la burbuja de crédito en China.
Para los próximos trimestres el miedo estriba en que no se valoren las consecuencias de eventos como el Brexit, y que si todo va bien, el Banco Central Europeo provoque una volatilidad parecida a la que tuvimos en 2013 cuando la FED anunciaba su tapering.
Cuando hablamos de tapering, hacemos referencia a una disminución gradual de las medidas extraordinarias de política monetaria expansiva tomada por los bancos centrales para hacer frente a la crisis de 2008.