por Eduardo García
Infosel, noviembre. 25.- En un inusual pero afortunado encuentro para debatir la importancia de la autonomía del banco central mexicano, los últimos cuatros gobernadores de ese Instituto Central, incluido el actual --Alejandro Díaz de León-- ofrecieron no sólo un amplio panorama de las ventajas que ese estatus ha dado al país y a su población por el control efectivo que ha tenido sobre la evolución de los precios en los últimos 25 años, sino que además esgrimieron diversas recomendaciones para que Banco de México pueda mantener el respaldo de la gente a su independencia.
Desde un puntual recordatorio por parte de Miguel Mancera, el primer gobernador autónomo de Banco de México en 1994 y artífice fundamental de su diseño institucional actual, sobre los principios legales en los que descansa el banco central mexicano para actuar de forma autónoma, hasta una clara advertencia por parte de Guillermo Ortiz, el segundo gobernador autónomo, del énfasis que el Instituto debe dar a alcanzar el control de precios para conservar su independencia y poder así defenderse de posibles ataques en su contra; pasando por el señalamiento que hizo Agustín Carstens, el tercer gobernador autónomo, de no olvidar los aspectos políticos y sociales que rodean las decisiones monetarias del instituto central mexicano, el encuentro --con singular gravitas-- dejó en claro la gran relevancia que tiene para la economía mexicana contar con un banco central autónomo, para controlar la inflación y ayudar, a su vez, a un mejor desempeño de la economía mexicana para beneficio de todos.
"La historia del Banco de México en los últimos 25 años confirma la importancia que ha tenido la autonomía como condición idónea para alcanzar su mandato prioritario: mantener una inflación baja y estable, lo cual es la mejor contribución de la política monetaria para promover un desarrollo más dinámico, sostenible y equitativo", dijo Díaz de León, con 49 años, al tomar la palabra en el "Seminario sobre la importancia de la autonomía de la banca central: retos y perspectivas", que organizó el Instituto Central mexicano.
Así, tanto Mancera, con 86 años de edad, como Ortiz, Carstens y el gobernador actual, aprovecharon el foro, en el que celebraron los 25 años de la autonomía de Banco de México, para hacer memoria de los episodios de riesgos y las turbulencias, en materia de precios, que muchos de ellos, junto con el país, vivieron en décadas pasadas y que derivaron en su condición independiente, gracias a la cual México ha gozado, por casi ya dos décadas y media, de niveles inflacionarios de un dígito, cercanos a la meta multianual de 3% y muy legos de las inflaciones de dos y tres dígitos que vivió México en los ochenta.
De cualquier manera, los gobernadores pidieron no "bajar la guardia" en los esfuerzos del banco central mexicano para "preservar el poder adquisitivo de la moneda nacional" y poder así seguir protegiendo a la población "del lacerante efecto de una inflación desordenada".
Para esos funcionarios públicos, como Ortiz, quien estuvo al frente de Banco de México de 1998 a 2010 y quien tiene 71 años de edad, y para otros invitados al seminario, Banco de México, como otros institutos monetarios centrales, podría ser objeto de intentos por debilitar su autonomía si falla en mantener la inflación a raya.
Una desviación del objetivo principal del banco central de México abriría, dijeron, sus puertas a críticas e intentos por cambiar su diseño actual, algo que de ocurrir podría minar su independencia en perjuicio del éxito alcanzado en el último cuarto de siglo en materia inflacionaria.
"Uno podría pensar que la convicción social sobre las inconveniencias de una inflación descontrolada es muy sólida, arraigada, difícil que cambie en el futuro. Pero no hay que confiarse", dijo Carstens, con 61 años, en su presentación. "El banco central podría ser víctima de su propio éxito".
Para los banqueros centrales un elemento clave para seguir gozando del respaldo que hoy le brinda la población a la autonomía de Banco de México por haber reducido la inflación a niveles cercanos a su meta de 3%, es seguir resaltando en las generaciones más jóvenes la relevancia de que el país no viva, como en el pasado, periodos inflacionarios que minen su poder adquisitivo, más cuando, como resaltó Carstens, cerca de "35% de la población no ha vivido en épocas de inflación altas, de dos o más dígitos" y que sí registró México, para perjuicio de millones, en la década de los ochenta, golpeando más a quienes menos tienen.
"De ahí que sea indispensable que el Banco de México no ceje en sus esfuerzos de recordarle a la población, y en particular a las generaciones jóvenes, sobre las bondades de una economía sin problemas inflacionarios", agregó Carstens. "Alimentar esa convicción es la mejor manera de mantener viva la autonomía".
Claro que, los gobernadores también hicieron énfasis en sus presentaciones de que la autonomía de Banco de México no implica que ese Instituto Central opera sin tomar en cuenta las condiciones políticas, sociales y económicas por las que atraviesa el país.
Para algunos de estos servidores, una desvinculación del contexto general en el que opera la economía mexicana por parte del Instituto Central podría, aunque parezca paradójico, podría terminar debilitando su calidad como ente independiente.
"La autonomía no supone aislamiento, por el contrario, obliga y vincula en mayor medida a la institución con la ciudadanía, por lo que requiere avanzar de manera sustantiva en la transparencia y apertura informativa", dijo Díaz de León.
Claro que la capacidad que debe tener Banco de México para poder colaborar con otras políticas económicas del gobierno para alcanzar mejores metas de crecimiento y desarrollo, no está exenta de riesgos, algo que deben siempre valorar los directivos del Instituto Central para tampoco comprometer la meta inflacionaria y, por tanto, su autonomía.
"Podrían presentarse circunstancias en las que el banco central pudiera ser un tanto flexible en coadyuvar con el gobierno en perseguir un mejor desempeño de la economía nacional, propiciando mayores beneficios para la sociedad", dijo Carstens. "Si el instituto emisor tiene la capacidad de influir de esa manera, sin poner en riesgo el cumplimiento de su objetivo prioritario, debería actuar en consecuencia. Esta actitud reforzaría el apoyo social y político a su autonomía".
Claro que Carstens, quien actualmente es el director general del Banco de Pagos Internacionales, o Bank of Internacional Settlements, con sede en Basilea, Suiza, advirtió que esa cooperación debe darse con mucha "cautela y prudencia" para no dañar el cumplimiento de su mandato: mantener el control sobre la inflación.
"La autonomía del banco central no lo condena al aislamiento", dijo el exgobernador de Banco de México y quien estuvo al frente de esa institución de 2010 a 2017. "Esto ha quedado claro durante los últimos veinticinco años. En este período se ha consolidado un entorno de inflaciones bajas y estables en el país. No cabe duda que la política monetaria ha hecho su parte, pero los resultados obtenidos también son reflejo de una coordinación efectiva con otras instancias de gobierno".
Para los gobernadores del banco central mexicano, un último elemento crucial para defender la autonomía de la que hoy goza ese instituto es una buena comunicación con el público, al que se debe y al que debe explicarle lo que hace y porque lo hace.
En ese sentido, todos los gobernadores presentes en el seminario han contribuido a su manera con mejorar los vínculos del banco central, a través de la comunicación, con el público y los otros poderes, desde comenzar a tener reportes y conferencias de prensa trimestrales sobre la evolución de la inflación a inicios de este siglo, hasta revelar los nombres de los miembros de la junta de gobierno de la institución que votan en contra de la mayoría en sus decisiones de política monetaria.
