Los operadores vigilan de cerca la fortaleza económica relativa y las políticas de tipos de interés de los bancos centrales mundiales para orientarse ante el debilitamiento del dólar estadounidense. El índice del dólar estadounidense, que mide la divisa frente a una cesta de otras divisas, cayó un 4,8% en el tercer trimestre de 2024, lo que supone su peor resultado trimestral en casi dos años. Este descenso se produjo tras un importante recorte de tipos de 50 puntos básicos por parte de la Reserva Federal el mes pasado, la primera reducción desde 2020.
Los rendimientos han sido un factor importante en las valoraciones de las divisas, y con la Fed y otros bancos centrales bajando los tipos de interés para apoyar el crecimiento económico, se espera que la brecha de rendimiento entre Estados Unidos y otros países se reduzca. En consecuencia, los operadores se están posicionando en contra del dólar a favor de las divisas que pueden ver reducirse los diferenciales de rendimiento.
Las posiciones cortas netas sobre el dólar han aumentado hasta los 14.100 millones de dólares en los mercados de futuros, alcanzando un máximo que no se veía desde hace aproximadamente un año. A pesar de este sentimiento bajista, la fortaleza de la economía estadounidense puede limitar los recortes de tipos de la Reserva Federal, lo que podría complicar la trayectoria de la caída del dólar. Además, las próximas elecciones presidenciales estadounidenses del 5 de noviembre introducen una incertidumbre que puede afectar a los mercados de divisas.
El índice dólar se mantiene plano en lo que va de año, pero ha caído aproximadamente un 5% desde su máximo de abril. El dólar se ha debilitado frente a varias divisas de mercados desarrollados a medida que los rendimientos estadounidenses caían en previsión de la relajación de la política monetaria de la Reserva Federal.
Los próximos datos económicos, como las cifras de inflación de la zona euro para septiembre y los datos del mercado laboral estadounidense que se publicarán el viernes, podrían influir en los movimientos de las divisas. Si bien los mercados de futuros prevén una reducción adicional de los tipos de 70 puntos básicos, la solidez de los indicadores económicos podría abogar por una relajación menos agresiva.
Los estrategas de divisas se centran en historias individuales, como los diferenciales de tipos de interés resultantes de políticas monetarias divergentes. Por ejemplo, el banco central de Noruega ha mantenido su tipo de interés oficial en el nivel más alto de los últimos 16 años, mientras que el banco central de Australia ha mantenido los tipos estables, lo que indica que no habrá recortes a corto plazo. Brasil, por su parte, subió los tipos el mes pasado para hacer frente a la inflación, y el real brasileño ha bajado un 10% frente al dólar este año.
El yen japonés, reforzado por la subida de tipos del Banco de Japón al 0,25% en julio, ha experimentado un repunte del 13% frente al dólar desde sus mínimos de 2024. Mientras tanto, un estudio de BofA Global Research del mes pasado identificó al yen y a la corona noruega como algunas de las divisas más infravaloradas del mundo desarrollado, siendo el dólar y el franco suizo las más sobrevaloradas.
Los inversores también se preparan para la posible volatilidad debida a las elecciones presidenciales estadounidenses, y algunos especulan con que una victoria del candidato republicano Donald Trump podría fortalecer el dólar. Sin embargo, el resultado de las elecciones sigue siendo una variable importante en las previsiones de divisas.
Reuters ha contribuido a este artículo.
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