Por Joel Martínez*
La tesis que siempre he sostenido sobre el dólar, es que tiene un precio cuasi contable, porque en el mediano plazo depende de la balanza de pagos, que no es más que el estado contable de México con el resto del mundo en comercio, servicios y capitales.
No hay una macro devaluación o ajustes fuertes de depreciación de la moneda, sin que exista un factor de la balanza de pagos que lo explique.
Y en el caso de México hay una particularidad: es una economía muy abierta y globalizada en el comercio y en el flujo de capitales.
Esa característica es muy importante, lo diferencia de manera significativa de economías como Brasil y Argentina.
De manera simplificada, la balanza de pagos está compuesta por la cuenta corriente (que registra el comercio de mercancías y el de servicios) y la de capitales (que contabiliza la inversión extranjera directa que sale y que entra, al igual que el capital financiero).
Entonces, ¿qué provocó que el precio del dólar subiera de 18.53 pesos el 18 de febrero, a 25.44 el 23 de marzo y además que después fluctuara en una banda de 23.50 como piso y 25 como techo? (Hasta hace dos semanas que empezó a caer).
Básicamente hubo un sell off -o ventas masivas- por parte de los extranjeros en el mercado de bonos de México, al igual que pasó en todos los mercados emergentes, producto de que el coronavirus estaba cerrando todas las economías anticipando, en esos momentos, una gran depresión.
De acuerdo con el Instituto de Finanzas Internacionales, en marzo los portafolios globales sacaron de los mercados emergentes 83 mil 200 millones de dólares, el mayor sell off de la historia.
Mientras que, en México, los extranjeros se llevaron del mercado de bonos con tasas en pesos, 11 mil 42 millones de dólares entre marzo y abril, según datos del Banco de México.
Todo el problema está en la cuenta de capitales, en especial, en el rubro de inversiones de portafolios.
De hecho, la cuenta comercial es superavitaria, sobre todo, por la contracción del mercado interno.
El déficit de cuenta corriente en 2019 fue de -0.2 % del PIB y la proyección del FMI es de -0.3% en 2020.
Por ahora, el sell off está agotado, los datos hasta mediados de mayo reflejan una ligera entrada de capitales extranjeros.
Sólo que hoy el ambiente es diferente: la Fed y el Tesoro estadounidense han logrado evitar que la recesión por el confinamiento se traduzca en un crunch crediticio.
Con esto, el riesgo crediticio ha venido bajando de manera significativa.
La Fed ha puesto las tasas en cero, tiene un Quantitative Easing (QE) infinito y abrió la hoja de balance a los bonos y créditos a las empresas.
El QE infinito ha inyectado 3 billones 277 mil millones de dólares nuevos (en medición mexicana), con lo que, sumados a los ya existentes, hay 7 billones de dólares de liquidez nueva.
Esta liquidez es emisión primaria de la Reserva Federal que se la dio a privados a cambio de sus bonos y que los puso en su hoja de balance.
A medida que pase la incertidumbre y el riesgo crediticio baje, el dinero de la liquidez regresará a buscar tasas atractivas en bonos y rendimientos en otros instrumentos.
Las tasas de referencia de casi todos los países desarrollados están en cero o son incluso negativas.
Los bonos soberanos no tienen tasa.
Al cierre de 2019, el 40% del total de los bonos soberanos de países desarrollados tenía tasas de rendimiento menores de 1%, pero ahora, a marzo de 2020, es de 80%, según cálculos del FMI.
Muchos flujos regresarán a los mercados emergentes, sobre todo, a los que tienen equilibrios macro, tasas atractivas y mercados líquidos, como es el caso de México.
Por eso vemos una baja en el precio del dólar hacia un rango de 22.00 a 22.50 pesos en un primer escalón, para luego descender a otro más sólido de 20.00 a 20-50.
El nivel del tipo de cambio tiene muy poca influencia de los flujos de salida de dolarización de los locales, debido a la alta apertura comercial y financiera de México.
En Argentina y Brasil la dolarización de locales es muy importante para determinar el nivel del tipo de cambio por ser economías muy cerradas.
De acuerdo con los modelos del Banco de México, el tipo de cambio de equilibrio comercial es de 19.31 pesos por dólar e históricamente en momentos de tranquilidad el precio del dólar de mercado se ha acercado a ese equilibrio.
El tipo de cambio poco tiene que ver con la política y las preferencias ideológicas.
El gran riesgo que corre el precio del dólar es que haya un rebrote de la pandemia y que se regrese al confinamiento, o que se haga más lenta la apertura de la economía.
De materializarse este riesgo, el precio del dólar rebotaría nuevamente, aunque ese escenario no es el dominante.
* Joel Martínez es fundador y director de la consultora Visor Financiero, ex analista de cambios y de mercado de dinero en Operadora de Bolsa y, posteriormente, en Banca Serfín-Santander.