Uno de los temas más discutidos durante este año ha sido la impresionante caída que presentaron los precios del petróleo en los mercados internacionales, donde el barril de referencia en Estados Unidos pasó de los US$100 a los US$40 en solo unos meses.
Esta situación representa el mejor escenario para economías como la costarricense, al ser una importadora neta de hidrocarburos. Datos a setiembre reportados por el Banco Central señalan que la factura petrolera, o el costo de la importación de combustibles, bajó en setiembre a los US$974 millones, mientras que hace un año era de US$1.408 millones.
La disminución obedece a la caída de los precios internacionales, pero también al menor uso de combustibles para la generación energética, debido a que el fenómeno de El Niño ha mantenido un flujo importante de lluvias en los sectores donde se encuentran las principales plantas hidroeléctricas del país.
Esta reducción implica que la Refinadora Costarricense de Petróleo (RECOPE) ha tenido que comprar un menor número de dólares al Banco Central, lo que se ha unido con otros factores y mantienen al tipo de cambio con presiones a la baja.
La entidad monetaria anticipaba un efecto de este tipo, por lo que a inicios de año anunció un programa de compra de dólares para aumentar las reservas internacionales por hasta US$800 millones, de los cuales ya adquirió un 70%.
Una de nuestras expectativas para el próximo año es que los precios de las materias primas se estabilicen en un nivel un poco mayor, aunque aún lejos de los niveles de hace unos años, por lo que durante 2016 el costo de estas importaciones se mantendrían en números similares a los actuales.