Generalmente es difícil desviar la vista de las elecciones en el principal socio comercial de Costa Rica y uno de los países más influyentes en la región y el mundo entero; no obstante, la peculiaridad de esta contienda incrementa la importancia de seguir de cerca los por menores del proceso, así como las perspectivas económicas para la región, de acuerdo con cada uno de los participantes.
Es probable que existan diferentes necesidades entre los países de la región, quizá Colombia desea mayor apoyo en su proceso de negociación con las FARC, mientras que Venezuela o Ecuador prefieren una menor intervención. En virtud de lo anterior, el presente análisis se centra en temas de comercio y migración.
En este tema posiblemente el candidato más perjudicial para la región sería el magnate, y quien parece será el nominado del partido republicano, Donald Trump, que con su discurso en contra de la inmigración ha prometido construir un muro entre Estados Unidos y México, uno de sus principales socios comerciales. Este muro, de acuerdo con Trump, sería fondeado con dinero mexicano, algo que ha sido categóricamente denegado por autoridades del gobierno actual de ese país, así como por varios de sus ex presidentes.
Pero el riesgo de un gobierno del magnate hotelero va más allá de Latinoamérica, así lo señaló The Economist Intelligence Unit, un “think tank” asociado a la revista inglesa, al incluirlo como uno de los 10 grandes riesgos que afronta el mundo, junto a personajes como el grupo terrorista ISIS.
Pero, ¿qué hay de los otros candidatos? El que hasta el momento le sigue a Trump en el ala republicana es Ted Cruz, que a pesar de su descendencia cubana mantiene una posición fuerte en contra de la migración y apoya la deportación de inmigrantes ilegales, todo bajo la retórica republicana de que estos están ocupando los empleos que deberían de ser de los estadounidenses. De igual forma, Cruz mantiene una postura proteccionista en cuanto al comercio.
Por la historia del partido, estos mensajes son de esperar en el bloque republicano; no obstante, la mala noticia es que los discursos de la parte demócrata no sugieren una relación más constructiva con Latinoamérica.
Hilary Clinton y el senador Bernie Sanders, líderes en la contienda demócrata, votaron en contra del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA). En este frente el mensaje proteccionista de Sanders sugiere que los esfuerzos de su gobierno se centrarán en devolver las empresas a suelo estadounidense. “Creo que estos tratados han sido un desastre para el trabajador americano”, dijo recientemente Sanders. Y es que el problema es que el traslado de empresas a Latinoamérica ha beneficiado a las economías de la región en los últimos años y fue uno de los incentivos de firmar dichos tratados.
Sin embargo, lo anterior no representa un cambio importante con respecto a los ocho años del gobierno de Barack Obama, que si bien es cierto llegó a Cuba este fin de semana y ha buscado relajar las tensiones entre ambas naciones, su gobierno ha estado ausente del panorama latinoamericano. Las visitas y mensajes a sus vecinos se han centrado en el mensaje del tráfico de drogas, algo característico de su gobierno, el cual ha estado más enfocado en temas internos y lo que redujo la presencia de la superpotencia en el mundo.
De esta forma, lo que queda es esperar que el país logre una suave transición al nuevo gobierno que permita al destino de casi un 40% de las exportaciones costarricenses mantener su tasa de crecimiento. En esta línea, es Hilary Clinton la que muestra una tendencia más marcada a mantener el “status quo”.