Este miércoles los países productores de petróleo agrupados en la OPEP acordaron reducir la producción del crudo de 33,24 millones barriles diarios a 32,5 millones a partir de noviembre.
El acuerdo sería el primero después de 8 años sin tomar decisiones similares, lo que provocó que los precios de cotización por barril suban cerca de 6.0% en los mercados internacionales y que se especule si podemos esperar una escalada en los precios del petróleo para los próximos meses.
Sin embargo, es importante tener en cuenta varios determinantes que podrían hacer la medida de la OPEP poco eficaz y sin efectos significativos en los precios durante el tiempo.
La primera razón se encuentra en la dificultad de los propios países de la OPEP para acordar las cuotas que cada país reduciría con el recorte de la producción, donde existen fuertes diferencias entre países como Irán y Arabia Saudita, cuyo principal interés ha sido ganar cuota de mercado. Lo anterior, se tendría con mayor claridad a finales de noviembre y podría dificultar el alcance de la medida adoptada ayer.
Por otro lado, la OPEP actualmente representa alrededor del 40% de la producción mundial, pero otros países como Rusia se encuentran produciendo a niveles cada vez mayores, incrementando la oferta mundial de petróleo, lo que compensaría la eventual disminución de precios de los países de la OPEP.
A la vez, no puede dejarse de lado que si los precios tienden a subir, es un incentivo para muchos de los productores estadounidenses que surgieron en los últimos años a través de la técnica de extracción conocida como “fracking”, los cuales estarían incentivados a producir más, además de que es un sector que se ha hecho más competitivo y puede hacerlo inclusive a menores precios.
Todo lo anterior iría en contra de los objetivos de cuota de mercado de algunos de los miembros de la OPEP, de forma que imposibilitaría una recuperación sostenida de los precios del petróleo en los próximos meses, lo cual es una noticia positiva para una economía como la costarricense, al evitar presiones adicionales por concepto de la llamada factura petrolera, en la inflación y también en el mercado cambiario.