El Banco Central Japonés es una de las entidades que más se atreve a experimentar en cuanto a política monetaria se refiere, este fue uno de los primeros en adoptar “Quantitative Easing” e incluso ha ido más lejos que otros bancos centrales y ha incluido dentro de su portafolio de compras fondos que siguen el comportamiento del índice Nikkei (el índice bursátil de referencia local), así como instrumentos respaldados por hipotecas.
La última medida fue anunciada la semana pasada cuando la entidad sorprendió a los mercados al anunciar una tasa negativa a algunas de las reservas que mantienen los bancos en sus arcas. A través de años de programas de inyección de liquidez el Banco Central japonés compró casi un tercio de todos los bonos del gobierno e inundado a los bancos, mucha de liquidez está “parqueada” en el banco central y datos recientes ponen la cifra en unos 220 millones de millones de yenes (US$1,8 millones de millones).
De esta forma, la entidad monetaria decidió implementar una tasa negativa, es decir, cobrar a los bancos por mantener ese dinero guardado, lo que debería de incentivar el crédito y este la actividad económica. Dicha penalización no aplicará para todas las reservas, el banco estableció tasas diferentes para reducir el golpe a los estados financieros de los bancos; no obstante, todo el dinero nuevo que se guarde en estas cuentas tendrá una tasa de -0,1%.
Adicionalmente, el ente dijo que esta podría llevarse a niveles aún más negativos si considera que es necesario para lograr su meta de inflación cercana al 2%. Producto de la noticia el yen se devaluó con respecto al dólar y los índices accionarios a nivel global subieron. De igual manera, los rendimientos de los bonos del gobierno japonés se desplomaron y el de 2 años cayó aún más en terreno negativo (-0,17%), porque el mercado espera que la entidad monetaria siga comprando bonos y, además, que los bancos prefieran invertir en bonos que, aunque rinden poco, al menos tienen una posibilidad de apreciación, lo que los hace más atractivos que dejarlos en el banco.