Tras una copiosa participación a nivel nacional, Claudia Sheinbaum logró lo impensable. Con una ventaja de más de 30 puntos sobre Xóchitl Gálvez, su principal competidora, arrasó en la elección presidencial y con ello se convertirá en la primer mujer presidenta de México.
Pero en este momento histórico, Sheinbaum no solo se hace del Poder Ejecutivo; su partido, hizo su trabajo y como aplanadora logró lo que en la época priísta se llamaba el ‘carro completo’ y desde ahora gobernará 23 estados, incluida la Ciudad de México y tendrá mayoría calificada en la Cámara de Diputados, lo que le dará la posibilidad de hacer reformas constitucionales.
Si bien es cierto que, en el terreno político, este es un parteaguas en la historia moderna de México, en el terreno económico no lo es tanto. El ecosistema de los números y las finanzas suele ser más reaccionario y a toda acción corresponde una reacción igual y opuesta.
En el día después de confirmarse la victoria numérica, los mercados reaccionaron de forma contundente y tanto el peso como la Bolsa Mexicana de Valores, tuvieron su mayor caída desde hace cuatro y 15 años respectivamente. Solo la BMV llegó a perder casi 6 por ciento.
Antes de la votación, la economía mexicana llegó con una desaceleración y tasas de crecimiento inferiores al 3% anual, pero en una situación inusualmente estable y con buenas expectativas impulsadas por la relocalización de cadenas productivas (nearshoring) y el Tratado Comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
De acuerdo con la Secretaría de Hacienda, para este año se prevé una tasa de crecimiento del PIB de entre 2.5 y 3.5% y entre 2 y 3% para 2025. Esto además de un escenario de inflación persistente que repuntó a 4.78% en las últimas semanas, obligando al Banco de México a replantear si recortará tasas de interés en sus próximas decisiones.
Por otra parte, el denominado ‘súper peso’, presumido como un síntoma de buena salud, tronó como burbuja, desinflando expectativas a corto y mediano plazo.
¿Pero cuál es la razón para este comportamiento? La explicación no es porque Sheinbaum haya ganado o porque se mantenga la 4T en el poder, sino por la forma en que ese movimiento político arrasó y que nadie preveía.
Los mercados suelen ponerse nerviosos ante la posibilidad de que algún gobernante acumule tanto poder y su toma de decisiones afecte a sus intereses.
Actualmente la economía mexicana mantiene un ánimo positivo gracias a la relocalización empresarial, sin embargo, los reflectores estarán en factores clave como la consolidación fiscal, la recaudación tributaria, el desarrollo de infraestructura y los altibajos en temas sensibles como la electricidad, la conectividad, la escasez de agua, mejorar el sistema educativo y de salud, disminuir la informalidad laboral, las presiones al gasto público, las calificaciones crediticias o el incremento de la deuda pública.
Una ‘papa caliente’ que la nueva presidenta tendrá en sus manos es el sector energético. En México, el 89.1% de la central energética está en el petróleo, gas y carbón, responsables de dos terceras partes de las emisiones de gases de efecto invernadero. Y falta ese hoyo sin fondo llamado Pemex.
Hace unos días, en una reciente entrevista otorgada al Financial Times (antes de la elección), Sheinbaum vislumbró la posibilidad de aumentar la carga impositiva a las instituciones financieras (la banca) y ante la negativa inicial de hacer una reforma fiscal, manifestó la idea de aplicar medidas como la restricción de deducciones o la creación de un impuesto a las denominadas ganancias extraordinarias.
En el día después de la elección y en el marco de la caída de la bolsa, las acciones de los bancos se desplomaron y grupos como Banorte (BMV:GFNORTEO), reportaron una caída de 15.7%, seguido de Regional y Banregio (BMV:RA) (11.75%), Compartamos (11.62%), Banco del Bajío (10.66%) y Grupo Financiero Inbursa (BMV:GFINBURO) (8.40%).
Bajo el entendido de que a toda acción corresponde una reacción, las palabras y las declaraciones de la virtual presidenta tendrán desde hoy un peso específico en las reacciones del mercado y las divisas, quienes tardarán un tiempo en asimilar la sorpresa de tan apabullante resultado.
Un llamado a la calma y a la reconciliación serían elementos primordiales para imprimir mayor confianza y estabilidad.
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