Entre abril y junio, el dólar vio su valor aumentar en más de un 5% frente a la libra y el dólar neozelandés. También ha subido entre un 3% y un 5% con respecto al euro, el dólar australiano, el yen japonés y el franco suizo. Ponderado en función del comercio, el índice dólar registró máximos de casi doce meses envolviendo su mejor y primer trimestre positivo desde el cuatro trimestre de 2016.
Como consecuencia de estos movimientos, el dólar australiano registró su cota más baja desde enero de 2017 y el dólar neozelandés su cota más baja desde mayo de 2016. La gran pregunta ahora es si el repunte del dólar continuará o se estabilizará y comenzará a descender en el tercer trimestre.
Para responder a esta pregunta es importante reconocer los dos principales factores que determinaron el fortalecimiento del dólar en el segundo trimestre, como la subida de 50 puntos básicos de los tipos de la Reserva Federal y la amenaza de Estados Unidos de una guerra comercial. Esta amenaza se hizo realidad y todo apunta a que la batalla se intensificará en el tercer trimestre.
La Reserva Federal también planea elevar los tipos de interés al menos una vez más y probablemente dos veces este año, así que las fuerzas que han determinado los movimientos en el segundo trimestre no van a desaparecer en el tercero. Los factores políticos y monetarios influyen muchísimo en los movimientos de divisas y hasta que haya algún indicio de cambio, los inversores van a seguir comprando dólares. Teniendo en cuenta lo a menudo que cambia de postura el presidente Trump, esa posibilidad no debería subestimarse.
Esta última ronda de fortalecimiento del dólar no tuvo nada que ver con los datos puesto que la confianza de los consumidores disminuyó durante el mes de junio y el precio de la vivienda descendió, aunque las ventas de vivienda nueva aumentaron, las ventas de vivienda construida descendieron y los pedidos de bienes duraderos siguieron descendiendo también. Los gastos personales también han disminuido más de lo previsto durante el mes de mayo, pero los inversores ignoran todos estos informes porque no tienen un impacto significativo en la próxima tanda de ajustes.
En lugar de eso, la aversión al riesgo ha impulsado el dólar esta semana. Uno de los acontecimientos más importantes la semana pasada fue la depreciación del yuan chino. El Gobierno chino que administra muy de cerca su divisa, permitió que el yuan cayera hasta mínimos de seis meses. En términos intradía, experimentó su mayor caída desde su devaluación en agosto de 2015. Este movimiento provocó una ola de pánico en los mercados financieros pues los inversores ven esto como una respuesta a los aranceles de Estados Unidos. También tiene implicaciones negativas generalizadas para la región. Sin embargo, el comercio no es la única razón por la que se está debilitando el yuan, el crecimiento de China se está ralentizando y sus acciones han entrado en territorio de mercado bajista.
Aunque Trump no ha implementado las medidas más duras en cuanto a las inversiones chinas, Estados Unidos se ha centrado en el robo de tecnología y la puesta en vigor de los aranceles el 6 de julio significa que las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos seguirán siendo centro de atención esta semana. El presidente Xi ha asegurado a sus provincias y ministerios que van a responder en consecuencia a la guerra comercial. Aunque hay un montón de datos pendientes de publicación esta semana, el crecimiento del empleo de Estados Unidos no es un problema sobre todo porque la tasa de desempleo está en mínimos de 48 años.
A menos que los datos sean catastróficos, los informes económicos de Estados Unidos esta semana deberían recordar a todo el mundo que la Fed es el único gran banco central que está subiendo los tipos de interés y que no se espera que el ciclo de ajustes toque techo hasta mediados de 2019. Los últimos informes del ISM y las actas del FOMC también están pendientes de publicación, pero la agenda de la semana que viene apenas tiene citas (los mercados de Estados Unidos permanecerán cerrados el miércoles), así que las tensiones comerciales y el interés por el riesgo sobre todo eclipsarán los datos.
Nos hemos visto sorprendidos por el grado de debilitamiento de la libra esterlina. Las conversaciones del Brexit no van bien, pero eso no es nuevo y fue un revés importante la semana pasada. Sin embargo, la libra registró su cota más baja desde octubre de 2017. Una gran parte de este movimiento vino determinado por el debilitamiento del dólar, pero la moneda también registró su cota más baja frente al euro en tres meses. El Reino Unido no publicó informes de relevancia y la única cifra digna de mención (la de la revisión del PIB del primer trimestre) resultó mejor de lo previsto.
El gobernador Carney del Banco de Inglaterra no menciono la política monetaria en su discurso de la semana pasada y aunque Cunliffe, miembro del banco, expresó algunas preocupaciones en torno al endeudamiento de las familias y otro de los miembros entrantes, Haskel, no tiene ninguna prisa por subir los tipos de interés, no hay duda de que el Banco de Inglaterra será el próximo banco central importante en implementar ajustes. Que la libra se desplome más o toque fondo depende de los informes económicos de esta semana. Estamos a la espera de la publicación de los informes de los sectores manufacturero, de la construcción de los servicios, si dos de estos tres informes indican una mejora, la recuperación del viernes podría convertirse en un mayor repunte que haría subir el GBP/USD por encima del nivel de 1,33.
Angela Merkel llegó finalmente a un acuerdo que podría preservar su cargo de canciller. La precipitada firma del acuerdo debería bastar para satisfacer a la Unión Social Cristiana. Los términos del acuerdo siguen siendo vagos con la promesa de crear centros cerrados para inmigrantes que gestionen el tema de los refugiados por medio del voluntariado, pero hasta ahora no hay detalles que aclaren en qué países se ubicarían los centros y qué proceso se seguiría.
Aun así, esto parece un esfuerzo por parte de Europa para abordar el problema de forma estandarizada en vez del actual planteamiento ad-hoc del tema. Teniendo en cuenta que este tema pone el riesgo a la coalición de Merkel y habría supuesto una dura prueba para la UE en general, los inversores han recibido de buen grado la noticia, impulsando el EUR/USD al final de la semana. El siguiente paso es que Merkel y el jefe de la CSU decidan en su reunión de este fin de semana si aceptarán el acuerdo de Bruselas.
Si lo hacen, podría bastar para que el EUR/USD tocara fondo a corto plazo. Sin embargo, la prudente política monetaria y los datos más suaves (los últimos informes muestran un descenso de la confianza empresarial y las ventas minoristas de Alemania) atraerán a los vendedores entre el nivel de 1,1750 y el de 1,18. No hay informes económicos de relevancia en la agenda de la zona euro esta semana, de modo que el EUR/USD podría ampliar ganancias hacia 1,18 si Merkel y el jefe Seehofer de la CSU aceptan los términos de Bruselas.
La semana pasada, la moneda que peor actuación ofreció fue el dólar neozelandés. El par NZD/USD registró mínimos de dos años tras el anuncio de política monetaria del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda y la subida del dólar. Los tipos de interés se han mantenido anclados en el 1,75%, mínimos históricos, y aunque el gobernador Orr del banco neozelandés dijo que "el tipo de cambio oficial se mantendrá en el 1,75% por ahora" en lugar de "durante algún tiempo", la divisa de nueva Zelanda cayó hasta registrar nuevos mínimos.
Al eliminar la referencia sobre las orientaciones prospectivas, Orr nos está diciendo que los tipos podrían cambiar en el futuro y la única cuestión es en qué dirección. Si nos basamos en la reacción del dólar neozelandés, los inversores apuestan a que el próximo paso será un recorte de los tipos ya que el resto del anuncio de política monetaria ha sido más prudente. Y tiene sentido porque es exactamente lo que el Banco de la Reserva de Nueva Zelanda quiere que pensemos pues creen que la economía tiene más capacidad, le preocupa la situación global y espera que el gasto gubernamental se ralentice y disminuya. Puede que el dólar neozelandés esté tremendamente sobrevendido pero debería seguir por debajo de otras de las monedas principales.
Mientras tanto, el dólar australiano será centro de todas las miradas esta semana con el anuncio de política monetaria del Banco de la Reserva de Australia. La última vez que se reunió, reafirmó su postura neutral. Desde entonces, no hemos visto ningún cambio importante en la economía de Australia en parte porque la agenda económica ha estado más despejada. Las expectativas de inflación al consumo han aumentado, la tasa de desempleo ha descendido y el crecimiento del primer trimestre se ha acelerado. El crecimiento del empleo a tiempo completo sin embargo ha descendido, se ha reducido el déficit comercial y ha disminuido la confianza empresarial.
Y lo más importante, China ha publicado unos datos peores de lo previsto y el yuan se depreció considerablemente, dos acontecimientos que son particularmente peligrosos para las previsiones económicas de Australia. Creemos que al Banco de la Reserva de Australia le va a resultar muy difícil ser optimista y la cautela por parte del banco central someterá al dólar australiano a una gran presión. Aunque el AUD/USD en sí mismo también se verá afectado por el interés del mercado en el riesgo, su repunte debería ser limitado.
El dólar canadiense registró también mínimos de un año la semana pasada pero el crecimiento del PIB ha superado las expectativas, así que los precios del petróleo han caído en picado y los bonos de Canadá se han disparado, de manera que está cambiando el panorama para el dólar canadiense. Tras consolidarse en un estrecho rango de entre 1,3260 y 1,3385 durante siete jornadas de negociación, el USD/CAD patinó el jueves y amplió pérdidas el viernes. El movimiento fue particularmente significativo porque ocurrió un día después de que el par registrar su cota más alta desde junio de 2017.
Esta prisa por vender se vio impulsada por las declaraciones del gobernador Poloz del banco. Los inversores dirigen su preocupación hacia el comercio y las nuevas reglas de préstamos hipotecarios pero el tema principal debería haber sido que cree que "el mercado entendió sus (agresivas) declaraciones de mayo". El TLCAN sigue siendo un factor de riesgo y la guerra comercial entre Estados Unidos y Canadá sigue empeorando aunque el tremendamente sobrevendido dólar canadiense está en proceso de retroceso. Mientras el rendimiento de los bonos canadienses siga recuperándose y el petróleo ronde los 70 USD por barril, creemos que el par USD/CAD se situará en menos de 1,30.
No hay ningún informe económico de relevancia pendiente de publicación por parte de Canadá hasta finales de semana cuando se publicarán el informe de junio del PMI IVEY y el informe de empleo, así como la balanza comercial de mayo. El viernes será un día importante para el USD/CAD.