Esta semana gran parte de la atención de los mercados ha estado en la situación financiera del Deutsche Bank (DE:DBKGn), el banco más grande de Alemania, después de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció que impondría una multa de 14.000 millones de dólares a la entidad ante el papel que tuvo en la crisis financiera del 2008 con las hipotecas “suprime”.
Lo anterior, puso en duda la solvencia del banco, cuyo capital es ligeramente mayor a ese monto, y llevó a las acciones del ente a niveles mínimos, en los que no se encontraba desde los años ochenta.
Las acciones del Deutsche Bank, similar a las de otras entidades del sector financiero, comenzaron a disminuir desde la crisis financiera del 2008. El año anterior volvió esta tendencia, posterior a las multas impuestas por manipular la tasa Libor y otros tipos de interés utilizados en sus operaciones; asimismo, esta semana la confianza del público se tornó crítica por la especulación de que el gobierno alemán entraría al rescate, aunque la versión fue desmentida por ambas partes horas después.
Hoy la calma regresó a los mercados, tras conocerse que la multa a pagar sería alrededor de los 5.400 millones de dólares y probablemente con condiciones mejor a las esperadas por el Deutsche Bank.
Sin embargo, la perspectiva negativa del banco se suma a la de otras entidades del sector, que también han venido a menos en sus resultados y en procesos de reestructuración que implican despidos y ajustes en sus líneas de negocio, poniendo riesgos importantes en el sistema financiero y, con ello, en la estabilidad macroeconómica global, al ser entidades con un significativo riesgo sistémico, es decir, que tienen un riesgo de contagio sobre el resto del sistema financiero.
Los mercados se han normalizado, aunque la perspectiva negativa de las entidades continúa. Algunos políticos europeos achacaron al Presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, que parte de lo que está sucediendo se debe a la laxa política monetaria que ha impulsado el dinero barato, aunque es probable que tenga que ver más con la gestión de riesgo de las entidades financieras, donde la última crisis dejó bastantes lecciones.