Las monedas y las tasas estuvieron moviéndose de manera muy agresiva durante los últimos días abriendo oportunidades de un muy violento trading intradiario a ambos lados de la ecuación.
Lo que ocurrió el viernes pasado no es más que un ejemplo de lo observado en muchos días de trading. Un euro en el que durante la noche hizo una masiva ola de ventas desde aproximadamente 1,1410 a 1.1320 dólares, volvió a hacer un contundente rally ante el muy débil dato de consumo de los Estados Unidos, para cerrar el último día de la semana pasada en la zona de 1,1450. En este contexto parecería que en el corto plazo el cruce euro-dólar (EURUSD) nos ofrece la oportunidad para tomar posiciones en ambos lados: cortos o largos, teniendo en cuenta que es probable una significativa diferenciación entre lo que el par pueda hacer en el corto plazo relativo al mediano plazo, definido como el segundo semestre del año.
En términos generales, los datos macroeconómicos de los Estados Unidos siguen decepcionando, mostrando la imagen de una economía que si bien se ve mejor que Europa y Japón no parecería tener el potencial necesario para asegurar el inicio de un ciclo de suba de tasas desde la Reserva Federal, quizá absorbiendo el impacto cortoplacista de un invierno muy duro en los EE.UU. En este contexto de una economía americana a la que no le sobra nada, el euro claramente se ubicó por encima de 1,14 y el dólar australiano lo hizo por sobre 0,81 el jueves pasado, describiendo un movimiento del dólar que ha sigo generalizado contra el resto de los principales cruces.
Esta dinámica ocurrió a pesar de una tasa de 10 años que en EE.UU llegó a cotizar por sobre 2,35% acompañando la formidable ola de ventas que días atrás exhibió la deuda alemana. Sin embargo, a pesar de este salto sustancial en los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años, el dólar mostró tendencia a la baja con alta volatilidad, reflejando los impactos de un invierno americano que le costó a su economía, tal como reflejan los recientes datos económicos. La pregunta relevante que enfrentará el mercado en el futuro cercano es si hay algo más que un invierno duro en la debilidad de los datos macroeconómicos estadounidenses.
Este entorno de un dólar más débil ha jugado a favor de casi todas las materias primas relevantes, especialmente en el petróleo, que parecería querer estabilizarse por encima de los 60 dólares el barril más aun con datos de inventarios que lentamente denotan un ajuste hacia una menor oferta.
Por ejemplo, el dólar australiano, la clásica divisa en el mercado de commodities, ha mostrado un quiebre muy fuerte por sobre los 0,81 hace algunos días atrás y podríamos extendernos a varios otros cruces de monedas con una dinámica similar. Queda claro que, al menos en monedas, el mercado ha dado la chance de armar posiciones intradiarias muy agresivas en cualquier dirección: largos o cortos con un presupuesto de toma de ganancias de unos 100 pips.
Si bien en el corto plazo parecería que al dólar le costará experimentar un rally contra los principales cruces de monedas en forma consistente, insisto en mi visión de mediano plazo: tengo la sensación de que sigue teniendo sentido apostar a una mayor depreciación que lleve al euro debajo de la paridad frente al dólar americano en los próximos meses, principalmente hacia comienzos del segundo semestre del año con un invierno claramente disipándose. Pero también creo que es muy oportuno diferenciar entre trading de cortísimo plazo y de mediano plazo. El impacto depreciatorio del programa de relajación cuantitativa (QE) de Europa probablemente seguirá definiendo la tendencia de trading bajista del euro en 2015, de cara al segundo semestre.
Probablemente, una vez disipado el efecto invierno en los EE.UU, los datos macroeconómicos convaliden una economía americana relativamente más sólida que la europea y eso se traduzca en apreciación del dólar.
Independientemente de lo expuesto, seguiremos transitando mercados definidos por una implacable intención de los principales bancos centrales de mantener tasas colapsadas a niveles históricos lo cual debería reforzar el entorno reflacionante y positivo para acciones en general, en especial las de Europa y Japón, que están en pleno QE, obviamente protegiendo la moneda subyacente. Parecería que por el momento no hay grandes riesgos de una corrección violenta en los principales mercados accionarios.
En conclusión, el trading de monedas da para un agresivo posicionamiento en ambas direcciones siendo muy disciplinado en los stops y en los rangos que se respetan al tradear los cruces.