Tal y como se esperaba, Banco de México (Banxico) dejó la tasa de referencia sin cambios en 3.0%. Y parece que tendrá tiempo para mantenerlas en los actuales niveles. La razón es que Banxico parece compartir la percepción de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) retrasará el movimiento inicial al alza en la tasa de fondos federales “aún más con respecto a lo previsto anteriormente” debido a la moderación en el crecimiento de Estados Unidos durante la primera mitad del año, tal y como revelaron los datos del PIB publicados ayer, la debilidad reciente en los datos de empleo (el reporte de marzo) y los actuales niveles de inflación, los cuales permanecen aún bajos en relación con los objetivos de la Fed.
Esa postergación de una posible subida de tasas en Estados Unidos ha contribuido a calmar a los mercados financieros, lo que ha permitido disminuir la volatilidad en algunos casos, comportamiento que a su vez alivia la presión sobre Banxico sobre un posible aumento de tasas preventivo. Aun así, Banxico no descarta que se presenten nuevos episodios de volatilidad que pudieran forzarle a responder con alguna medida de política monetaria, más allá de los esfuerzos de consolidación fiscal ya realizados por el gobierno federal.
En lo que se refiere a la actividad económica en México, Banxico considera que “el balance de riesgos para el crecimiento continúa inclinado a la baja”, y reconoce una moderación en la actividad resultado de la caída de la plataforma petrolera y un menor dinamismo en Estados Unidos, por lo que las “exportaciones manufactureras mostraron un debilitamiento”.
En lo que respecta a la inflación, Banxico se muestra cómodo. La tasa de inflación ha permanecido, desde que empezó el año, cerca del objetivo central de 3.0% relacionado en parte con la caída en los precios de la energía y de los servicios de telecomunicaciones. A su vez, el contagio de la depreciación del peso a la inflación ha sido de momento controlado y concentrado en los bienes durables, sin generar efectos de segundo orden. Banxico estima que la inflación se mantenga cerca de 3% en los próximos meses y que cierre el año incluso por debajo de ese nivel. La inflación subyacente, por otro lado, podría mantenerse por debajo de 3.0% durante todo el año.
En consecuencia, con el crecimiento económico comportándose de forma moderada, con la inflación bajo control, y con la posibilidad de que la Fed retrase una subida de tasas, algo que ya se ha reflejado en una reciente depreciación del dólar, Banxico no tiene ahora mismo urgencia por mover las tasas de interés. Y así será en tanto los mercados se comporten con calma. Ahora bien, cualquier episodio de tensión en los mercados que susciten indicadores de empleo e inflación de Estados Unidos que puedan inducir a una subida de tasas por parte de la Fed y detone, potencialmente, una rápida depreciación de las divisas emergentes, entre ellas el peso, podría ser contraatacado con una subida de tasas de Banxico. De modo que al igual que la Fed, todo queda en manos de los indicadores económicos, sobre todo de Estados Unidos, y de la respuesta del peso a dichos datos.