Las criptomonedas y otros activos virtuales conocidos como Oferta Inicial de Monedas (ICO por sus siglas en inglés) volaron a la velocidad de la luz en el 2017. Mientras las ganancias de las bolsas, aun siendo espectaculares, pertenecían al orden terrenal, las de las criptomonedas lo trascendían y se iban hasta el espacio sideral. Dentro de ese universo, el astro más grande es Bitcoin: en todo el 2017 su valor se disparó un 1,390% y su valor de capitalización llegó a superar los 320,000 millones de dólares (mdd), según Coinmarketcap.com, o un 53% de la capitalización total del mercado de criptomonedas. Pero hubo otras monedas digitales, más pequeñas, cuya revalorización fue aún más asombrosa. Fue el caso de Ripple, que se fue a la estratosfera al encarecerse casi un 29,000%, Ethereum con un 8,980% o Litecoin con más de un 5,500%.
Sin embargo, mientras las bolsas han seguido trepando con fuerza en el inicio de 2018, las criptomonedas se han debilitado de repente de manera alarmante, como si al acercarse a otros planetas la hubieran sometido a una radiación de criptonita. Pero en verdad, quienes están suministrando esas fuerzas radioactivas que están anulando los poderes de las criptomonedas son las autoridades financieras de buena parte del planeta Tierra, sobre todo en Asia, con el fin de poner orden en un mercado cuya vorágine les tomó desprevenidos y se les ha ido de las manos. Les preocupa, por un lado, que la especulación excesiva e irracional de esos mercados ponga en riesgo la estabilidad financiera futura de todo el sistema. Pero además, están incómodos con las prácticas ilícitas que promueven el uso de las criptomonedas, como el lavado de dinero, la evasión fiscal o, en el caso de China, para sortear los controles de capital y sacar dinero del país, una actividad que Beijing quiere detener a como dé lugar.
Y ha sido precisamente China el primer lugar donde se ha intentado poner freno a tanta desmesura. Su gigantesco territorio se convirtió, desde el principio, en El Dorado de los mineros de Bitcoin. El 70% de ese gremio, que se dedica a validar los bloques del “blockchain” mediante la resolución de puzles informáticos llamados “hash”, los cuales hacen que el sistema esté constantemente actualizado, encadenado y sellado, se asentó en aquellas tierras atraídos por los bajos precios de la electricidad (su actividad, basada en procesadores, precisa de inmensas cantidades de energía), buenos fabricantes de chips locales y mano de obra barata. De este modo, China se convirtió en el amo de las criptomonedas hasta que los estratosféricos precios les asustó. Ahora las autoridades chinas, cansado de burbujas y estallidos dentro de sus fronteras, pretende dispersarlos a otros lugares. Primero prohibió, en septiembre del año pasado, las ICOs, esa especie de Oferta Pública Inicial (IPO) en las que las startups buscan financiamiento con monedas virtuales. Pero después prohibió la negociación de criptomonedas en las bolsas locales y finalmente, a inicios de este año, empezó a diseñar un plan destinado a escudriñar a los mineros de Bitcoin y a desincentivar sus actividades poniendo límites al uso de electricidad y, quizás, encareciéndoles el precio.
Ante esas prohibiciones, los operadores reaccionaron de dos maneras. Por un lado, se inició un éxodo de colectivos de mineros que están desplazando sus operaciones fuera de China: Bitmain, quien gestiona los dos colectivos más grandes de mineros de Bitcoin (BTC.com y Antpool), llevó su sede a Singapur y realiza, a su vez, operaciones en Estados Unidos y Canadá. BTC.Top, el tercer colectivo más grande, abrió sus instalaciones en Canadá, y ViaBTC, el cuarto, realiza operaciones en Islandia y América. Pero por otro lado, y para burlar la prohibición de negociar criptomonedas en las bolsas locales, crearon alternativas para operar en plataformas de internet y aplicaciones de celulares que ofrecían servicios de compra y venta de criptomonedas con comercio centralizado, similares a los de las bolsas. Una vez el gobierno chino detectó un aumento en la actividad a través de estos dispositivos alternativos, se dispusieron a bloquear el acceso doméstico a esas plataformas locales y foráneas que están esquivando las prohibiciones para operar con criptomonedas. Asimismo, los supervisores también se pusieron a la tarea de escrutar a individuos y empresas que ofrezcan servicios de creación de mercado, liquidación y compensación para mercados centralizados.
A esa vena condenatoria de China contra las criptomonedas se ha unido, en la región asiática, Corea del Sur y Japón, quienes parecen dispuestos a adoptar una normativa común con el fin de evitar problemas de arbitraje. De este modo, el gobierno de Seúl también está cercando al mercado de criptomonedas, que se calcula es el tercero más grande del planeta y uno de los más dinámicos. Las autoridades están estudiando la posibilidad de cerrar también las bolsas de criptomonedas o, en caso de no llegar tan lejos, sólo permitir que se negocien en algunas bolsas cualificadas. A su vez, está inspeccionando a algunos bancos por actividades de lavado de dinero, así como la imposición de un gravamen sobre las ganancias de capital derivadas del comercio con criptomonedas. La incertidumbre sobre la regulación que finalmente emitirá la administración de Moon Jae-in también ha hecho mella en las criptomonedas.
Finalmente, el Tesoro de Estados Unidos ha señalado a las criptomonedas, incluyendo el Bitcoin, como una amenaza creciente por su potencial uso para lavar dinero o realizar finanzas ilícitas. Asimismo, ha admitido que le inquieta que los consumidores pudieran resultar perjudicados por la especulación con las criptomonedas. En ese sentido, Steven Maijoor, presidente de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA por sus siglas en inglés), afirmó que los inversionistas “deben estar preparados para perder todo su dinero”, y advirtió que su volatilidad extrema no puede satisfacer sus pretensiones de convertirse en medio de intercambio, menos aún cuando no es comúnmente aceptada, ni puede servir como medida de valor. Grandes inversionistas que han hecho fabulosas fortunas en los mercados financieros, incluyendo Warren Buffet, no paran de advertir que las monedas digitales no son más que otra burbuja que terminará malamente.
El caso es que desde mediados de diciembre a la fecha, de manera escalonada, las criptomonedas de mayor capitalización de mercado han sido masacradas. Empezaron el Bitcoin, el Bitcoin Cash y el Litecoin. Y ya en el 2018 le han seguido Ripple, Monero y Ethereum. El Bitcoin, desde su máximo, se ha desplomado un 42% y ayer llegó a cotizar por debajo de los 10,000 dólares, aunque ese nivel sirvió de soporte y acabó en 10,862 dólares. Ripple y Bitcoin Cash se habn despeñado en torno a un 60% y Litecoin un 47%. La menos castigada ha sido Ethereum: fue la que más resistió y todavía el sábado pasado estaba en un máximo histórico. Pero desde entonces ha perdido casi un 30% y ayer cerró por debajo de los 1,000 dólares. La capitalización del mercado total de criptomonedas llegó a un récord de 814,000 millones de dólares (mdd) el pasado 7 de enero. Ayer era de 478,000 mdd, lo que implica una pérdida de 336,000 mdd en apenas diez días. Las ansias libertarias del Bitcoin, que aspiraba a ser una divisa descentralizada y anónima, se toparon con el control gubernamental. ¿Es el final de la burbuja? Veremos si se recuperan de esta masacre o si se les acabó la magia.
Tras el explosivo 2017 para las criptomonedas, autoridades financieras del mundo han tratado de regular el mercado. El más activo ha sido China, país dominante en Bitcoin al haber atraído a los mineros por sus mejores condiciones, entre ellas el bajo precio de energía. Bitmain, que maneja los dos colectivos más grandes de mineros, ViaBTC y BTC.TOP están saliendo de China ante el mayor escrutinio de las autoridades…
… pero no sólo es China, quien además de desincentivar las prácticas de los mineros, ha prohibido las ICOs, la negociación de criptomonedas en bolsas y ha bloqueado el acceso a plataformas de internet y aplicaciones móviles donde se operan criptomonedas. Corea del Sur, Japón, Estados Unidos, Europa y hasta Rusia han mostrado su determinación de regular el mercado, lo que ha provocado una masacre…
…. desde mediados de diciembre hasta la fecha, las criptomonedas se han venido derrumbando de manera escalonada desde sus recientes máximos históricos. Las más castigadas han sido Ripple y Bitcoin Cash en tanto el Bitcoin ha caído en torno a un 42%. La que mejor resistió fue Ethereum con un descenso del 30%. El desplome de las monedas ha significado una pérdida de 336,000 mdd en capitalización…
… ¿será este derrumbe el estallido de la burbuja, o regresarán los inversionistas a comprar Bitcoins y otras Altcoins? Ayer el Bitcoin logró conservar los 10,000 dólares, un soporte psicológico, pese a que se fue a un mínimo intradía de 9,185 dólares, o una caída del 14.3%. Pero logró recuperar las pérdidas y cerrar en los 10,862 dólares, una moderada ganancia de 1.3% respecto al cierre del día previo.