Cuando comencé a estudiar finanzas, una de las cosas que más me costó entender fue la deflación. No tanto su concepto, sino por qué trae aparejados efectos negativos en la economía.
La deflación es lo contrario a la inflación y, por lo tanto, como fenómeno supone una baja generalizada en los precios de bienes y servicios o en la oferta de una determinada moneda (lo que implica una apreciación de la misma).
¿Por qué la deflación es negativa para la economía?
Imaginemos que tengo 100 pesos y me alcanzan para comprar hoy 100 caramelos. Si hay inflación dentro de un año voy a poder comprar con esos mismos 100 pesos menos caramelos. Pero si hay deflación, voy a poder comprar más. Entonces, lo que termina sucediendo es que la gente tiende a no gastar, ahorra esos pesos en vez de “comprar caramelos” y baja el consumo.
Este es un ejemplo demasiado simple y a título únicamente ilustrativo, ya que las fuerzas económicas en la práctica resultan más complejas.
Asimismo, está claro que los problemas del dinero no deben medirse en términos nominales sino relativos, y lo que en última instancia importa es el poder de compra real (si la moneda es deflacionaria pero también bajan los salarios en definitiva voy a poder comprar “menos caramelos” con un mes de sueldo que antes).
Ahora bien, lo que quería compartir con ustedes esta semana era la siguiente reflexión.
Una de las cualidades más destacadas por los defensores de bitcoin, es que se elimina el problema de la inflación, pues la emisión está definida de antemano. Solo se emitirán 21 millones de bitcoins en toda la historia.
El asunto es el siguiente: no debemos olvidar que bitcoin es, ante todo, un sistema de pagos descentralizados.
En este contexto, si la moneda virtual que sirve a ese sistema es deflacionaria, esa característica atenta contra el consumo, poniendo en jaque al sistema mismo.
Dicho de otro modo, si bitcoin aumenta su valor de manera constante (si aumenta la demanda de esta criptomoneda pero su emisión permanece fija), ¿quién estaría dispuesto a gastar sus bitcoins para comprar un bien o un servicio?
Lo que quiero decir con todo esto, es que a largo plazo, la emisión fija de un número de bitcoins establecida de antemano, supone un problema de signo contrario al que traería una emisión descontrolada como la que realizan muchos bancos centrales en el mundo.
Mi hipótesis en todo caso es que con bitcoin, o cualquier otro sistema de pagos descentralizado, quizás sea más conveniente contar con una política de emisión distinta, que tenga en cuenta los cambios en la demanda de esa moneda virtual para ajustar su emisión, en vez de contar con un número fijo que permanezca inalterable a lo largo del tiempo.
Ello sería una manera de fomentar el consumo y hacer que la gente finalmente utilice al sistema para lo que fue creado, para transar bienes y servicios sin depender de intermediarios.