La recuperación de los bonos argentinos venía bien, pero pasaron cosas. El riesgo de crédito local que llevó al CDS (credit default swap, proxy del riesgo país) a cotizar arriba de 800bps, fue disminuyendo tras el nuevo acuerdo con el FMI por 57.100 millones, generando una compresión de spreads de casi 300bps en septiembre: un rally de entre 10% y 13% para el tramo corto y hasta 20% para bonos más largos de la curva.
Sin embargo, el efecto de la tasa de 10 años del bono del tesoro de los Estados Unidos comenzó a presionar ayer a todos los bonos emergentes: escaló hasta 3.18%. Tras estar 8 meses sin grandes variaciones (fluctuaba entre 2.70% y 3.10%), lo cual hizo que su efecto sea subestimado por inversores, saltó ayer 12bps luego de declaraciones de Jerome Powell, chairman de la Fed. La volatilidad ha sido la mas baja en 11 años. Con este salto, perforó la cota superior del rango en el que venía operando, marcando máximos desde mediados de 2011.
Recordemos que (grosso modo) el rendimiento de un bono "non-US" denominado en dólares depende de dos factores: la tasa libre de riesgo y un spread atribuible a la probabilidad que el mercado asigna a las chances de que el emisor defaultee (normalmente medido por el riesgo país o el precio de los CDS, utilizados para cubrir esa probabilidad de default).
Por otra parte, sirve recordar la relación inversa que existe entre precio y rendimiento en todo instrumento de renta fija.
Entonces: puede darse el caso en el cual baje el riesgo país, pero también bajen los precios de los bonos (aun mirando precios "dirty"). Este escenario se da cuando la tasa libre de riesgo (normalmente trabajamos con la de 10 años del bono del tesoro americano) sube proporcionalmente más de lo que baja el riesgo de un país determinado. Esto genera un efecto combinado en donde el rendimiento de un bono emergente termina subiendo.
Entonces: ¿Qué debería suceder para que los bonos argentinos continúen recuperándose en un contexto de subas de tasas en EEUU?
La velocidad de la caída del riesgo país deberá ser mayor a la suba de la tasa libre de riesgo. Es decir, los bonos argentinos deberán ahora "remar contra la corriente".
Doble esfuerzo para la deuda argentina ahora, si pretende volver a rendimientos de 2017 (entre 4% y 8%) para reinsertarse en los mercados de deuda 2019 a tasas razonables.