Abril de 2018, marcó un hito relevante para el mercado de valores costarricense y para el medio ambiente. Se trata del lanzamiento del mercado de Bonos Verdes, por parte de la Bolsa Nacional de Valores de Costa Rica.
¿Cuál es la relevancia de la creación de un mercado de Bonos Verdes?
Para nadie es un secreto el deterioro que el medio ambiente ha tenido durante el presente siglo, su efecto en el calentamiento global y sus consecuentes implicaciones en el surgimiento de desastres naturales que afectan las zonas vulnerables del planeta.
Los mercados financieros globales han comenzado a tomar conciencia sobre la situación, y han implementado diferentes medidas para intentar revertir este “círculo vicioso”. Los Bonos Verdes, son una de las propuestas que a nivel global han tenido un buen recibimiento. Pero, ¿qué es un Bono Verde?
Un Bono Verde, en términos financieros, cuenta con la misma estructura y características que un bono de deuda. Sin embargo, la gran diferencia se origina en que cuenta con una certificación que garantiza que los recursos obtenidos con su emisión, serán utilizados para financiar o refinanciar proyectos que tienen un impacto positivo en el medio ambiente, es decir, “proyectos verdes” que se apegan al Estándar de Emisión de Bonos Verdes, que en este caso, la Bolsa Nacional de Valores ha establecido.
Dentro de los proyectos verdes se tienen proyectos relacionados a: eficiencia energética, transporte limpio, energía renovable, construcción sustentable, gestión de recursos naturales, conservación de la biodiversidad, manejo de residuos, prevención de contaminación, entre otros.
Bajo estas categorías de inversión de los recursos, los Bonos Verdes buscan responder a la urgente necesidad de reducir los impactos del cambio climático y, en un futuro incluso, poder revertir el deterioro ambiental que enfrenta nuestro planeta.
Es así como esta novedosa iniciativa promete valiosos resultados para el corto, mediano y largo plazo, pero que sobre todo, busca canalizar recursos para el desarrollo de proyectos que frenen el “ciclo vicioso” de deterioro ambiental y genere un “círculo virtuoso” que lleve a que las empresas e inversionistas tomen conciencia del problema ambiental e impulsemos su solución con proyectos verdes concretos.