El crecimiento económico de China en el segundo trimestre fue de 6.7%, nivel similar al trimestre anterior, el cual continúa de acuerdo con lo previsto por las autoridades del país, que estimaron un crecimiento entre 6.5% y 7.0% a finales del año. En las cifras, destacó el avance de la producción industrial alrededor del 6.1% y de las ventas minoristas en 10.7%.
Lo anterior demuestra los efectos de las políticas implementadas por las autoridades, basadas en estímulos monetarios y fiscales orientados a incentivar el consumo, que también ha puesto la atención sobre los riesgos en torno al creciente nivel de endeudamiento, principalmente el corporativo, y a la burbuja inmobiliaria a la que se enfrenta el país.
Si bien es cierto los efectos de las medidas no son sostenibles en el largo plazo, le han permitido a China continuar la transición de su modelo económico, pasando a ser una economía más intensiva en consumo interno y servicios y menos dependiente del comercio exterior, lo cual ha estado llevando a cabo conforme con lo planeado.
Por ejemplo, el crecimiento de este año se explica en cerca de un 70% del consumo, similar a otras economías avanzadas y significativamente mayor al nivel que representaba antes en China, donde incluso eran cifras menores al 40%.
Además, las autoridades expresaron que tendrían como objetivo de crecimiento un 6.5% hasta el año 2020, siendo tales cifras positivas para el crecimiento global. Es clave considerar que aunque las tasas de crecimiento del país sean menores a las hace unos años, en términos nominales, el crecimiento de la producción es sobre una base cada vez más grande, por lo que siguen siendo niveles significativos, tanto para China como para sus socios comerciales.
Dicho resultado también traería una mayor estabilidad en el escenario global, que ya ha considerado esta evolución en los pronósticos, donde los principales revisiones a la baja han sido por la desaceleración de otraseconomías importantes.