Continúa el desplome de las cripto pero, ¿debemos dejarnos llevar por el pánico?

El verano suele ser la época perfecta para relajarse y liberar tensiones junto a las aguas del mar, pero lo cierto es que este año el verano de los inversores en criptomonedas ha sido de todo menos relajado. Y es que, en lugar de cosechar los frutos que esperaban, las ganancias por las que tanto han trabajo, son muchos los tenedores de activos digitales que tendrán que encargarse de las pérdidas sufridas tras una serie de impactantes retrocesos apreciados en algunas de las mayores y más consolidadas monedas: Bitcoin ha caído prácticamente un 15 % desde principios de junio, mientras que la precursora de los contratos inteligentes, Ethereum, se ha desplomado más del 30 % durante el mismo periodo. Similar ha sido la dinámica apreciada en el caso de las altcoin, dado que las pérdidas registradas por prácticamente todas las divisas y tokens igualan o superan las de Bitcoin. Pero antes de que nos inunde la desesperación, permítenos que te recordemos cuál es el panorama general.

La totalidad de la esfera cripto viene surfeando una impresionante ola de crecimiento desde enero de 2023 una vez finalizado el breve retroceso posterior a la pandemia. Y lo cierto es que, aun teniendo en cuenta las últimas correcciones, la pionera entre las cripto ha visto su valor más que triplicado desde los 16.529 $ el 31 de diciembre de 2022 hasta levitar en el nivel de 60.000 $ a 22 de agosto de 2024, mientras que la cotización de Ethereum se ha duplicado sobradamente, desde los 1.195 $ hasta cerca de 2.600 $. De hecho, la gráfica de seis meses de Bitcoin refleja una ganancia nada desdeñable del 14,5 %. ¿Se trata entonces de un pequeño hiato previo a una nueva revalorización, o estamos más bien ante el preludio del último mercado bajista de la esfera cripto? ¿Cuáles serán las principales tendencias en lo que queda de 2024 y acabado este?

No escasean los motores de crecimiento

Si bien es comprensible que sintamos preocupación cuando las pérdidas se acumulan día tras día, haremos bien en recordar que ningún mercado puede crecer indefinidamente, y que las correcciones son un fenómeno totalmente normal. Por supuesto, las grandes fluctuaciones asociadas con los activos digitales pueden resultar especialmente desconcertantes, pero es importante no abandonar la lógica y dirigir nuestra atención a los aspectos fundamentales, que son sin sombra de duda positivos: tras un periodo de estancamiento, el mercado bursátil estadounidense ha cobrado nuevamente vida este mes, lo que se traduce en un aumento del apetito por los activos de riesgo. Y algo que resulta aún más favorable: el IPC correspondiente a julio indicó que la inflación cayó por debajo del 3 % por primera vez en tres años, mientras que el último informe sobre el mercado laboral da fe de un notable enfriamiento en el mismo.

La combinación de estos factores garantiza que la Reserva Federal decrete un recorte de sus tipos de al menos 25 puntos base en septiembre, lo que siempre resulta muy esperanzador para los activos de riesgo, entre los cuales las criptomonedas ocupan el puesto número uno. Si a esto le unimos la ya generalizada y cada vez mayor adopción de las principales divisas digitales por parte de grandes instituciones financieras y fondos de jubilación a raíz de la aprobación de varios ETF al contado de Bitcoin y Ethereum por parte de la SEC, comprobamos que se dan todos los factores para que las dos monedas de mayor arraigo sigan revalorizándose durante el último trimestre del 2024. De hecho, el último informe trimestral 13F de aquella indica que existen un total de 1.924 tenedores institucionales de ETF al contado de BTC frente a los 1.479 del primer trimestre, según el presidente de ETF Store Nate Geraci. El hecho de que su acogida se acelerase durante un periodo de devaluación es un gran síntoma de que habrá mayores avances cuando las condiciones sean más propicias.

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A pesar de que Bitcoin y Ethereum disfrutan de buena salud, y en la medida en que son instrumentos ya consolidados, tienen un limitado potencial para protagonizar grandes repuntes. Aquellos aspirantes a inversores harían bien en dirigir su atención al sector de las altcoins si lo que buscan son grandes ganancias potenciales y, por suerte para ellos, es justo en este donde pueden encontrar algunos de los mejores candidatos. Una de las monedas alternativas con mejores perspectivas para 2024 es la famosa "asesina de Ethereum", Solana, cuya favorable velocidad de transacción la convierte en la opción ideal para DeFi, NFT y contratos inteligentes.

En los últimos meses se ha recompensando a los usuarios activos de Solana a través de importantes airdrops de varios proyectos creados en esta plataforma. Así, los usuarios Jito y Jupiter Exchange recibieron por ejemplo airdrops por valor de más de 10.000 $. Esto añadió valor a la divisa, y el potencial de retorno ha sido y seguirá siendo deciviso para atraer capital y seguir revitalizando el ecosistema. Su cotización actual es de 141,36 $, aún bastante por debajo de su máximo absoluto de 259,96 $ alcanzado en noviembre de 2021. Es difícil concebir un escenario en el que Solana no logre conquistar una nueva cima durante el próximo ciclo alcista, razón por la cual su precio actual resulta muy atractivo.

Otra altcoin que podría acumular grandes avances durante el próximo ciclo alcista es la emblemática moneda meme, DOGE, si bien por razones totalmente distintas. A pesar del retroceso general al mercado de las criptomonedas, Dogecoin consiguió revalorizarse un 5 % en un mismo día después de la publicación de un meme de actualidad por su padrino Elon Musk. Esto no es sino confirmación de la susceptibilidad de la moneda canina a las influencias externas, y es precisamente durante ciclos alcistas cuando tanto revuelo se genera en torno a esta. Se prevé que DOGE encuentre resistencia en la marca de 0,188 $, en línea con el nivel de retroceso de Fibonacci del 50 %, lo que con base en su actual cotización de 0,10 $ deja lugar para un robusto potencial de revalorización del 80 %. Esto hace que valga la pena destinar a la divisa al menos una pequeña suma con fines especulativos.