En las últimas semanas hemos comentado cómo los precios de los eurobonos costarricenses no solo se han mantenido inmunes a las rebajas en las calificaciones, sino que incluso tendieron al alza, comportamiento que se ha visto en toda la curva.
Lo anterior obedece a que los rendimientos de los bonos de la nación se muestran atractivos si se comparan con bonos de países con calificaciones inferiores o con economías menos diversificadas. Frente a esta situación, los inversionistas tomaron posiciones en la deuda tica, a pesar de que las perspectivas de un plan fiscal siguen siendo bajas.
En los últimos días se dio una toma de ganancias, algo normal después de una subida importante. No obstante, los bonos recibieron un repunte esta semana por parte de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, el cual redujo a la mitad los movimientos que esperaba en las tasas de interés para este año. Tal noticia generó un aumento en el apetito por deuda emergente y Costa Rica no ha sido la excepción.
Todos los bonos costarricenses se encuentran en el precio más alto del año, con un interés importante en bonos con vencimientos al 2023, 2025 y 2045. El bono al 2025 pasó de rendir un 6,7% a un 6,2%, según las últimas referencias; lo que representa un “spread” con respecto al bono del tesoro de Estados Unidos de 435 puntos, el menor del año.
De igual forma, los bonos corporativos muestran un repunte, con el bono del Instituto Costarricense de Electricidad al 2021, alcanzando niveles por encima de 100, después de que su precio cayera en algún momento hasta 98, el menor desde que se emitió ese bono. Asimismo, el bono del Banco Nacional de Costa Rica al 2023 está beneficiándose de dicha coyuntura.
De esa manera, contrapartes internacionales de Aldesa reportan un aumento en el apetito por la deuda en general y Costa Rica no es la excepción, aunque al parecer este reciente repunte debe de agradecérsele a Janet Yellen, la presidenta del banco central de Estados Unidos.