El PIB de Costa Rica, al segundo trimestre del 2018, reportó una caída de 1,1%, después que el primer trimestre se registró un crecimiento de 0,4%. Como resultado, a nivel interanual la economía creció 3,6%, explicado principalmente por la recuperación de la inversión que se ha beneficiado del mayor dinamismo del sector construcción.
Es importante destacar que el 2017 y primer trimestre del 2018, la inversión estaba estancada producto del pobre desempeño de la obra de construcción con destino privado. A pesar de esa mejora, los indicadores adelantados siguen sugiriendo un enfriamiento de la economía nacional, tales como el crédito al sector privado, las ventas de automóviles y la confianza del consumidor.
¿Es sostenible la recuperación de la inversión?
Si bien el mayor dinamismo del sector construcción refleja un mejor desempeño de la inversión, su trayectoria sigue sensible a la situación macroeconómica actual. La inestabilidad fiscal ha deteriorado las expectativas del sector privado, por lo que atenúa el gasto de los hogares y el crecimiento de otros sectores claves. Dicho esto, la sostenibilidad de la recuperación de la inversión está condicionada al proceso de ajuste fiscal, principalmente para el 2019.
¿Qué se puede esperar del consumo de los hogares?
Se destaca un menor gasto producto de una caída en la confianza del consumidor y la menor colocación de crédito para la compra de bienes duraderos. Respecto al primer indicador, en la última encuesta de Confianza del Consumidor de la UCR, se registró una caída de 10,1 puntos en el índice, producto de un mayor temor de los consumidores frente a las expectativas económicas. Por su parte, el crédito al sector privado mantiene un ritmo de crecimiento promedio en 2018 de 2,8%, dato significativamente menor al promedio de 2014-2017 (+11,8%).
Ante ese contexto, el gasto de los hogares reportó al cierre del segundo trimestre un crecimiento interanual de 2,6%, mostrando que su desaceleración continua.
Prevemos que la trayectoria de las tasas de interés y la reversión de la confianza de los hogares son indicadores claves para que el consumo recupere su terreno de crecimiento potencial. Ambos indicadores están condicionados al proceso de ajuste fiscal, por lo que nuestro mensaje apunta a que la situación macroeconómica del país está frente a un escenario binario, producto del deterioro de las finanzas públicas.