En los últimos 6 semestres el Plan de Endeudamiento Interno del Gobierno muestra un incremento promedio de 18,4% por semestre, reflejando las fuertes necesidades de financiamiento y la ausencia de un ajuste fiscal. En el último programa, la Tesorería Nacional anunció una captación meta de ¢2,0 billones para el segundo semestre del 2018, causando un deterioro en las expectativas de los inversionistas locales y un aumento en la tasa promedio de la deuda interna (tasa media primer semestre 2018: 7,54%, tasa al cierre del 2018: 9,59%).
Para el 2019 el Ministerio de Hacienda estima las necesidades de financiamiento en 12,2% del PIB, por lo que las presiones sobre el mercado interno se mantendrán hasta no contar con la colocación deuda externa (tanto bonos internacionales como crédito de instituciones multilaterales). De esta manera, prevemos que el próximo jueves 20 de febrero en el Plan de Endeudamiento Interno del I semestre se anunciará una captación en niveles cercanos de ¢2,4 billones (US$4.000 millones) producto de los vencimientos en ese periodo, que totalizan US$2.600 millones.
Ante esta situación vemos dos escenarios. Primero, el escenario base de Aldesa asume la aprobación de eurobonos en tractos de US$1.500 millones durante los dos primeros años, en conjunto con créditos de organismos internacionales por un total de US$500-700 millones. La entrada de esos capitales generará una disminución en la captación de recursos en el mercado interno y restará presión a las tasas de interés de la deuda soberana.
Segundo, el escenario adverso considera la no aprobación de eurobonos por lo que el Gobierno inmediatamente tendrá que financiar US$1.500 en mercado local durante el segundo semestre, por ende, las presiones de liquidez en el mercado interno se mantendrán altas, empujando al alza las tasas de interés de la deuda soberana.
En resumen, el programa de deuda para el primer semestre se mantiene en montos de captación altos, producto de la ausencia de la reforma fiscal y los vencimientos que cuenta la Administración. Sin embargo, el segundo semestre está gobernado por un escenario binario de eurobonos/no eurobonos por lo que la trayectoria de las tasas de interés locales sigue condicionada al financiamiento internacional.