En el programa financiero contabilizó recursos por u$s 5900 millones del FMI, pero recibirá u$s 3900 millones el año próximo. Analistas agregan dudas por superávit fiscal.
Los vencimientos de deuda del año próximo, y la necesidad de conseguir fondos para afrontarlos, es uno de los temas principales que tendrá que abordar el Gobierno que esté desde el 10 de diciembre en Casa Rosada, sea la fórmula que fuere.
En un contexto difícil para conseguir financiamiento en el mercado internacional, con el riesgo país, que si bien bajó un poco, aún está en niveles elevados, en torno a los 850 puntos básicos, cada uno de los dólares que faltan, cuentan.
Para 2020, la Secretaría de Finanzas, a cargo de Santiago Bausilli, previó que necesitará u$s 16.000 millones, de los cuales una parte, estima, podrá renovar con el mercado. Así, la deuda nueva a emitir sería de u$s 5200 millones. Pero claro, este número encierra varios supuestos que deben cumplirse.
Por un lado, en la contabilización de los recursos, desde el Gobierno sumaron u$s 2000 millones de más en los desembolsos que se planea envíe el Fondo Monetario Internacional. Si bien son cuatro por menos de u$s 1000 millones cada uno a lo largo de 2020, que equivalen a u$s 3900 en total, en el programa financiero presentado a inversores se pusieron u$s 5900 millones.
De hecho, esos u$s 5900 millones va a ser el total a recibir entre 2020 y 2021. En el entorno de Nicolás Dujovne buscaron restarle importancia a este error. “Fue por simplificación, de todo lo que resta recibir del FMI”, dijeron.
Dudas sobre superávit fiscal
A esto se suma otro factor: crecen las dudas entre los analistas de si será posible conseguir el superávit primario equivalente a 1% del PBI el año próximo. Bajo supuestos de números fiscales no tan auspiciosos, son aún mayores las necesidades de fondos.
“El 2020 será complicado en términos de financiamiento. Parte de los u$s 15.200 millones de intereses eran financiados con superávit fiscal. Según Hacienda ese resultado positivo sería de u$s 5200 millones, pero difícilmente se pueda llegar a ese superávit primario”, sostuvo Guido Lorenzo, director de la consultora LCG.
A esos intereses se agregan que vencen alrededor de u$s 13.000 millones de deuda con el mercado. “Una vez descontado el financiamiento del FMI estimamos que habrá que colocar cerca de u$s 10.000 millones adicionales a la renovación de los u$s 13.000 y, sobre eso, renovar el stock de letras de corto plazo”, calculó.
“Si uno mira el apetito del mercado a hoy, no luce como una tarea sencilla. Creemos que cualquier candidato que gane y muestre simpatía con el mercado será bien recibido, pero la incertidumbre y la falta de políticas concretas espantarán rápidamente a los inversores”, agregó.
En el Ministerio de Hacienda confían en que este año se logrará la meta de déficit cero. “No tenemos identificada una brecha fiscal; nuestro escenario base cierra con la meta”, aseguró un funcionario. Y el propio Dujovne confirmó la meta anual y anticipó que en el segundo trimestre se superará el objetivo.
Federico Furiase, director de EcoGo, dijo que para 2020, sin supuestos de superávit fiscal primario ni de roll over automático de vencimientos de capital de bonos con el sector privado y letras de corto plazo, se requiere salir a buscar al mercado u$s 33.300 millones, de los cuales u$s 15.000 millones estarían denominados en dólares y u$s 18.300 millones en pesos, después del financiamiento programado con el Fondo y el roll over con organismos internacionales.
“Hacemos un supuesto más conservador que el Gobierno: este año suponemos que terminamos con un déficit primario de 1,2%”,señaló. Si bien dijo que los perles de vencimientos de capital de bonos con el mercado no son estresantes a partir de 2020, el problema es la dinámica. “El costo promedio de la deuda en dólares (en torno a 5,6%) es elevado en relación al crecimiento en dólares de nuestra economía y al déficit fiscal antes de intereses, sobre todo, si la persistencia de altos niveles de riesgo país empieza a subir ese costo en el margen, una vez que se terminen los desembolsos con el Fondo”.
En esa línea, sostuvo que conseguir bajar el riesgo país “requiere de un consenso político que asegure la estabilidad macro en términos de consistencia monetaria/fiscal a mediano plazo”.