En la primera mitad del 2023 la economía se ha enfrentado a diversos factores internacionales. Iniciamos el año con pronósticos de recesión global, sobre todo en Estados Unidos, alta inflación, altas tasas de interés, una guerra que aún no llega a su fin en Ucrania, y China reincorporándose al comercio mundial después de los estrictos confinamientos por COVID-19.
¿Qué ha pasado en los últimos meses? La mayoría de las estimaciones para el crecimiento mundial pasaron de recesión a desaceleración, la economía de China no ha dado los resultados esperados, Europa entró en recesión técnica ante una contracción de su economía de 0.1% en los primeros tres meses del año, en el mismo periodo el PIB estadounidense creció menos de lo esperado (1.1%) y se espera que continúe desacelerándose hacia finales del 2023 y principios del 2024, y semanas atrás se sumó el asunto del techo de deuda de ese país. Se espera un incremento de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal, aunque la inflación ha desacelerado aún se encuentra lejos del objetivo (2%).
El escenario geopolítico es complicado; se preparan elecciones en Estados Unidos y México, continúan las diferencias diplomáticas y comerciales entre Pekín y Washington, entre Rusia y Ucrania aún no hay acuerdo de paz, vemos un mundo menos globalizado, y la OPEP quiere producir menos petróleo, lo que impactará en los precios.
Se debe reconocer que algunos factores internacionales han beneficiado a la moneda mexicana. El “Súper Peso” ya superó expectativas en cuestión tiempo al mantenerse en buena racha. Las proyecciones apuntan a que el tipo de cambio se mantenga por debajo de las 18 unidades en junio para ir cerrando el año hasta 18.96.
¿Qué pasa en México?
Se anticipa una desaceleración de la economía a partir del segundo trimestre. La última encuesta del Banco de México pronostica un crecimiento para el PIB este año de 2.3% por el posible deterioro del crecimiento de la producción industrial de Estados Unidos, y este dato lo ponemos en comparativo con la estimación del Banco Mundial de 2.5%, la OCDE de 2.6%, el FMI de 1.8% (esta última estimación la realizó el mes de abril), y la Secretaría de Hacienda de 3%, por encima del resto de los pronósticos.
En cuanto a la inflación tenemos dos años con precios atípicamente altos, parece que estamos pasando por la mayor fase pero a pesar de ver una desaceleración en el indicador es claro que el camino para regresar al objetivo será lento. Las causas de la elevada inflación han cambiado, hace dos años los precios repuntaron por la escasez de suministros y el encarecimiento de los bienes, después vino la guerra en Ucrania y el tema de la energía; ahora ponemos atención a los servicios.
Para el cierre de año en México se espera que la inflación general se ubique en 5.02% y la subyacente en 5.40%. El dato de mayo mostró una desaceleración al llegar al 5.84%. Según el subgobernador del Banco de México Jonathan Heath, la tasa de referencia en nuestro país se mantendría sin cambios (11.25%) hasta noviembre próximo.
En cuanto a las elecciones en México y Estados Unidos el próximo año se irá analizando el impacto económico en el transcurso de ambos eventos, un nuevo factor a considerar en las próximas proyecciones de crecimiento.