Una de las principales críticas que se hacen contra el Bitcoin y las criptodivisas en general es que son activos muy riesgosos porque no pueden regularse. Al no ser emitidos por una institución como un banco central, no podrían considerarse como un activo de inversión o una moneda de pago.
Este mito, infundado muchas veces por el desconocimiento en las criptodivisas y en la tecnología que las facilita, la cadena de bloques o blockchain, es refutado por nada más y nada menos que por el Banco Internacional de Pagos (BIS), dirigido por nuestro paisano Agustín Carstens, y eso que es un conocido enemigo de los activos virtuales.
El ex gobernador del Banco de México ha mostrado su escepticismo por las criptomonedas, inclusive no hace mucho dijo que son “un imán para transacciones ilegales”, pero como hemos comentado en reportes anteriores, el avance de las criptodivisas no para y más actores piden una regulación con estándares internacionales. No hay marcha atrás.
En un artículo publicado el 23 de septiembre, el BIS dice que, contrario a lo que se piensa, las criptos sí se pueden regular.
“Los objetivos de regular las criptomonedas son en gran parte similares a los de otros activos y servicios financieros y se pueden clasificar en tres categorías: combatir el uso de fondos para actividades ilícitas; proteger a los consumidores e inversionistas contra el fraude y otros abusos; y garantizar la integridad de los mercados y los sistemas de pago y la estabilidad financiera general. Las autoridades reguladoras tienen una serie de herramientas a su disposición para abordar estos objetivos”, dice el artículo llamado “Regulación de las criptomonedas: evaluación de reacciones del mercado.”
El banco de bancos centrales concluye, a partir de una investigación empírica, que los mercados de criptomonedas, como otros activos, responden a las noticias que hablan sobre su regulación en su valuación y transacciones.
“Esto sugiere que en la coyuntura actual, las autoridades de todo el mundo tienen cierto margen para hacer que la regulación sea efectiva”, dice la institución con base en Basilea, Suiza.
Las instituciones tienen en frente tres desafíos. Primero, abordar de manera efectiva las preocupaciones regulatorias y lograr una regulación neutral respecto a la tecnología. Segundo, se deben utilizar enfoques con consistencia internacional para las regulación y, tercero, si bien los criptoactivos no representan, en este punto, un riesgo para la estabilidad financiera global, es importante mantenerse alerta, monitorear los desarrollos y responder a amenazas potenciales.
A muchos anarquistas y liberales defensores de las criptomonedas, no les gusta el tema de la regulación, y con razón. Sin embargo, la realidad es que ese rubro es justo el que sigue haciendo falta, para que su despegue y consolidación final, nos llegue.