Los sectores cíclicos de la economía norteamericana representados preferentemente por el DIA (NYSE:DIA) (MC:DIDA) (ETF que replica acciones norteamericanas de sectores no tecnológicos) le ha sacado en lo que va del año un 7% aproximado de performance al QQQ (NASDAQ:QQQ) (ETF que replica acciones tecnológicas de Estados Unidos). La principal razón que se atribuye a este castigo relativo a las acciones tecnológicas se debe al muy significativo aumento que las tasas largas de Estados Unidos han mostrado desde inicio de año.
Normalmente a las acciones tecnológicas se las encuadra en el grupo de “growth companies” entendiendo que son estas empresas de las que se espera disrupción creativa y explosividad de crecimiento. De esta forma, las acciones tecnológicas al suponerse “creciendo fuertemente” a lo largo del tiempo exhiben una tendencia a generar un flujo de caja que se acumula relativamente hacia el largo plazo. Precisamente es la tasa de crecimiento supuesta la que impacta a lo largo del tiempo un flujo que se incrementa y acumula hacia el largo plazo en comparación por ejemplo con acciones tradicionales que ya tienen una secuencia relativamente constante de flujo de caja. No es lo mismo la dinámica esperada del flujo de caja de Microsoft (NASDAQ:MSFT) en comparación a Coca Cola (NYSE:KO) por ejemplo.
El hecho que las tecnológicas muestren una tendencia a acumular flujos de caja hacia el largo plazo hace que este tipo de acciones evidencien “una duration relativamente mayor”. Ésta es una característica dominante en acciones de este sector. Por lo tanto, ante un escenario de suba de tasas largas, el sector tecnológico con relativa mayor duration sufre más en el cálculo de sus respectivos valores presentes y esto entre otras cosas, le dio una ventaja dominante al sector de acciones cíclicas representadas por ejemplo, en el DIA.
Otras cosas. A esta desventaja hay que sumarle que el mercado descuenta una formidable actitud del gobierno del presidente Biden hacia estímulos fiscales de alta magnitud que en principio estarían direccionados hacia el beneficio de los sectores cíclicos que han sufrido mucho más que los tecnológicos desde la explosión del COVID. Además, el tamaño de las asistencias fiscales que se esperan del flamante gobierno demócrata se correlaciona con la dinámica de tasas largas por una sencilla razón: cuanto más grande es el estímulo, mayor es el déficit fiscal que debe ser financiado con endeudamiento soberano. El mercado lo sabe y de esta forma se anticipa a un exceso de oferta de Treasuries “corriéndose” y exigiendo un precio de compra menor. De aquí entonces que el tamaño del paquete que beneficia “directamente” a las cíclicas también empeora “indirectamente” a las tecnológicas dado que supone el incremento de factores de descuento que aplican al largo plazo y vía una duration relativamente superior se crea el daño al Nasdaq. De esta forma, desde hace ya unas ocho semanas el mercado viene castigando relativamente más a las tecnológicas que al resto de las cíclicas de la mano de tasas largas subiendo fuerte.
¿Y Japón? La pregunta del millón radica entonces en intentar diagnosticar si la suba de tasas largas corresponde a una sobrerreacción motivada por factores técnicos. Imposible saberlo hoy pero aparentemente la suba de tasas largas se correlacionaría al menos parcialmente con el cierre del año fiscal en Japón en marzo de este año. Habría ciertos jugadores en Japón vendiendo muy agresivamente Treasuries norteamericanos para marcar pérdida de caras al cierre del año fiscal japonés en marzo. De esta forma, el inicio de abril debería considerarse como un evento de alto contenido informativo a partir del cual nuevamente se pueda valorizar a la dinámica de tasas largas en Estados Unidos desde la óptica de un equilibrio general macro-fundamental y no por situación de índole coyuntural de ajuste de carteras o foto de caras a la declaración de impuestos del año. No caben dudas que las tasas largas seguirán subiendo por años, sin embargo si en el corto plazo descansasen, las tecnológicas podrían tener un abril de revancha y significatividad.